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Política

En la guerra como en la guerra

“La movida de Odebrecht en dirección del CIADI ha debilitado a los fiscales del equipo Lava Jato. ¿La crisis ministerial los ha fortalecido? Probablemente sí”.

Mirko
Mirko

Con estas últimas renuncias ministeriales, Odebrecht se termina de perfilar como un contrincante más formidable de lo que suponíamos. En realidad su capacidad de sacarse un documento de la manga para derrocar a Pedro Pablo Kuczynski ya lo anunciaba. Al lado de eso está el manejo de sus delaciones, varias de ellas aromatizadas con un tufillo de imprecisión.

Por un par de años la imagen estándar fue de una empresa arrinconada por sus delitos en este país, obligada a contarlo todo para que sus funcionarios se ahorraran el peso de la justicia peruana. El convenio que salió de eso todavía se mantiene, pero el juego se ha venido ampliando. Ni Odebrecht lo ha había contado todo, ni ha permanecido dentro del marco de ese acuerdo.

El reclamo ante el CIADI configura dos estrategias de la empresa. En una ha venido practicando una suerte de colaboración con silencios y sorpresas. En la otra busca arrinconar al gobierno peruano por la vía legal en el espacio comercial. El objetivo: mantener la inmunidad, rescatar la mayor cantidad de dinero posible de sus operaciones, y de paso seguir operando como constructora en el Perú.

Parte de este poder se lo da la circunstancia peruana. En un país fuertemente confrontado en torno al tema, todo apartamiento de Odebrecht respecto del libreto original (revelación de nuevos delitos, nuevas delaciones, inesperadas resistencias) tiene un fuerte efecto tóxico en la política peruana. Acabamos de verlo en estos últimos días, y será material para el próximo Congreso.

¿Cómo van los sucesivos nuevos nombrados –ministros, procurador– a enfrentar esa toxicidad, esparcida por el terreno a lo largo de dos decenios, capaz de quemar al menor contacto? El reclamo de Odebrecht ante el CIADI es un gambito para empezar a negociar, una mesa sobre la que no podría estar ausente el convenio con la fiscalía. Salvo mejor entender de los abogados especializados en el tema.

La movida de Odebrecht en dirección del CIADI ha debilitado a los fiscales del equipo Lava Jato. ¿La crisis ministerial los ha fortalecido? Probablemente sí. En la medida que la negociación se ha vuelto un camino erizado de peligros, acusar a Odebrecht, si algo en el convenio lo permite, empieza a verse como un puerto más seguro. No tiene sentido vacilar. Como en el dicho francés: en la guerra como en la guerra.

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