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Política

Sublevaciones

“Estas elecciones son un respiro, no un cheque en blanco. Algo tan cotidiano como la mejora del transporte haría una diferencia”.

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Hace pocos años tuve la oportunidad de asistir, en Buenos Aires, a la exposición “Sublevaciones”, curada por Georges Didi-Huberman (GDH), filósofo e historiador del arte. La muestra se presentaba en la Sede Hotel Inmigrantes, un lugar simbólico de la capital argentina. Se trata de un museo de arte contemporáneo, en lo que otrora fuera el hotel de los inmigrantes, a la orilla del Río de la Plata.

“¿Qué nos subleva? Una serie de fuerzas: psíquicas, corporales, sociales. Con ella transformamos lo inmóvil en movimiento, el abatimiento en energía, la sumisión en rebeldía, la renuncia en alegría expansiva”. Esto escribió el curador en su presentación. Esto es, punto por punto, lo que se hace extrañar en estas elecciones, signadas por el desinterés, el desaliento, el pesimismo o la indiferencia. Esto en parte es lo que explica que un partido tan anodino como Acción Popular vaya primero en las encuestas: la radical ausencia de un espíritu de rebeldía en el espacio, en el pensamiento público.

Sin embargo, la reciente sublevación chilena debería recordarnos que estas fuerzas a las que alude GDH aparecen cuando menos se las espera. Lo ideal es que los políticos se conecten con estas, de modo que sea innecesario el gesto insurrecto. Sendero Luminoso, como recuerda César Hildebrandt en su entrevista dominical concedida a La República, nos demostró con su violencia asesina, que nuestra condición de sociedad pacífica era un relato tan falso como aquel de que en el Perú precolombino no se efectuaban sacrificios humanos.

No obstante, lo que hemos observado, una y otra vez, es la desconexión entre los políticos y las mayorías. El caso del Gobierno de PPK puede ser el más grotesco, pero sin duda no es el único. Vizcarra ha sabido escuchar el hartazgo de la gente respecto de la corrupción en las élites. Pero ese combustible no será suficiente para llegar al 2021. El Congreso atomizado y breve que nos aguarda puede ser un vehículo de bajo consumo de ese escaso combustible antes mencionado. Pese a sus restringidas condiciones de vida –o acaso gracias a estas– puede ser un aliado para un Gobierno con una agenda puntual, que atienda las necesidades urgentes del país.

Estas elecciones son un respiro, no un cheque en blanco. Algo tan cotidiano como la mejora del transporte público haría una gran diferencia. Lo bueno si breve…

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