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Política

Peruano y del mundo

Los cien años de Javier Pérez de Cuéllar.

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Nuestro compatriota Javier Pérez de Cuéllar cumple cien años, una dilatada existencia, gran parte de la cual ha estado al servicio del mundo y especialmente al de nuestro país. Su caso es el de un peruano universal a quien el mundo no tuvo de devolverlo porque siempre mantuvo latente su relación con su país.

El centenario diplomático forma parte de la más avanzada generación que formó Torre Tagle y el que integraron reconocidos embajadores que pensaron y reordenaron las relaciones internacionales del Perú, ubicando y defendiendo sus intereses con audacia e inteligencia.

En los años sesenta y setenta, Pérez de Cuéllar fue partícipe del activismo internacional de los países del Tercer Mundo que, con una agenda soberana, propia e integrada, se ubicó en medio de la Guerra Fría y los conflictos de la época poniéndole voz a las expectativas de desarrollo y soberanía de millones de hombres de los cinco continentes. Como culminación de su participación en ese proceso, el ilustre compatriota fue designado subsecretario general de la ONU en 1979.

No habría que olvidar que cuando tenía sobre sus espaldas una gran trayectoria, el Senado peruano rechazó la propuesta de designarlo como embajador ante Brasil. El gesto mezquino cayó en el vacío cuando meses después fue elegido secretario general de la ONU, que desempeñó con diligencia y sabiduría entre 1982 y 1991.

Lideró la ONU cuando el mundo se recomponía al hundirse el sistema socialista en Europa del Este. Al recomponerse las relaciones internacionales, Pérez de Cuéllar persistió en el multilateralismo conduciendo con realismo las respuestas frente a la desintegración de estados, como la guerra en Yugoslavia, la formación de nuevos países y la adopción de regímenes que abrazaban las libertades. Fue muy reconocida su participación personal para garantizar los acuerdos de paz de El Salvador.

Su compromiso con el Perú lo llevó primero a apoyar su reinserción económica mundial, en 1991, y luego de modo directo al participar en la lucha por la democracia, compitiendo contra Fujimori en su primera reelección, en 1995, en desigual batalla, liderando a la oposición contra la prolongación de un régimen autoritario y corrupto.

A la caída del gobierno de Fujimori y Montesinos aceptó participar en la transición, desempeñando la presidencia del Consejo de Ministros y la dirección de la cancillería, garantizando con su sobriedad y prudencia la recuperación de la democracia, junto al presidente Valentín Paniagua.

Los peruanos siempre estaremos en deuda con él.

Vivir un siglo es un raro privilegio y con Pérez de Cuéllar me queda la certeza que su larga trayectoria no fue simplemente una vulgar ambición sino el verdadero deseo, como el de aquellos que logran grandes realizaciones de vida. Salud, Javier.