A propósito de la desigualdad
“Es en el territorio, en el que se articulan la sociedad y el Estado de manera íntima, donde se puede apreciar y encarar con más eficacia los retos del desarrollo”.
La publicación del informe El Reto de la Igualdad, una lectura de las dinámicas territoriales en el Perú (PNUD, 2019) es una buena noticia en medio de la reapertura de la discusión nacional sobre la desigualdad, a propósito de los sucesos en Chile, Ecuador y Colombia.
El informe actualiza el Índice de Desarrollo Humano (IDH), decantándose por un enfoque territorial del desarrollo, considerando su condición integradora, es decir, la posibilidad que brinda para apreciar la evolución de indicadores en un país diverso social y geográficamente, susceptible de comparaciones más detalladas, más util que la visión generalista de costa, sierra y selva. Es en el territorio, en el que se articulan la sociedad y el Estado de manera íntima, donde se puede apreciar y encarar con más eficacia los retos del desarrollo.
Es además sugerente que el informe elija como unidad de análisis territorial a la provincia y no del departamento. La razón definitoria que exhibe es que se puede planificar mejor desde la provincia porque son menos diversos que los departamentos y porque, por otro lado, las economías de escala se aprovechan mejor a nivel provincial que distrital. Añadiríamos dos razones más, que el recurso humano puede ser mejor potenciado en la provincia, en tanto que en esa unidad del Estado puede localizar determinados órganos de control y gestión.
El informe contiene varios hallazgos que deberían incorporarse al diseño de políticas públicas, como hace 10 años se hizo con el Índice de Densidad del Estado (IDE). Uno de los datos mas relevantes es que relaciona el desarrollo con la altura de los territorios, encontrando que hay más desarrollo humano en los distritos de costa baja, que se va reduciendo mientras sean más altas las zonas donde se asientan las poblaciones, hasta llegar a la sierra alta, el piso altitudinal de menor IDH, registrando una brecha de 35%. Este número es una expresión de desigualdad abierta, directa y desnuda.
Otro dato valioso para entender el proceso político de la descentralización, puesto en tela de juicio por una visión conservadora y facilista que sostiene que luego de 17 años ha fracasado, es el que relaciona el centralismo con el desarrollo, con incidencia directa en las unidades más básicas, los distritos. Así, reporta que los distritos con mayor IDH se concentran en Lima Metropolitana, de modo que, en la lista de los 30 distritos con más desarrollo humano, 20 son de Lima y 2 del Callao.
Finalmente, el estudio registra procesos de avances y retrocesos, con un grupo de provincias de bajo IDH pero que están en ascenso, y otro preocupante grupo que teniendo ya un bajo IDH están rezagados, especialmente en Puno, y en la sierra de Lima, La Libertad y Áncash.
El documento relaciona la eficacia del Estado con desarrollo humano ratificando que no basta que el Estado llegue a los territorios, sino que se generen procesos sostenidos de bienestar en el tiempo. En este punto, debería ser nuevamente analizado el carácter de las demandas de las poblaciones especialmente en los casos de los conflictos sociales que se centran exclusivamente en las obras de infraestructura, subestimando otros ejes del desarrollo sostenible relacionados con la calidad de la prestación de servicios y acceso a derechos.