Tiempo muerto

Cansada del estado de crisis permanente que ha vivido nuestro país, a la ciudadanía le está costando conectar con las elecciones de enero. La sostenida confrontación entre Congreso y Ejecutivo, más el torrente de denuncias de corrupción por los casos Lava Jato y Cuellos Blancos del Puerto han terminado por pasar factura.

La apatía estaba más o menos cantada luego de ese pico de intensidad política que fue la disolución parlamentaria de septiembre. Muchos ciudadanos que aplaudieron la decisión de Martín Vizcarra recién se están dando cuenta de que acababa con un Congreso despreciado pero, en lugar de ofrecerles un respiro, abría un proceso político que exige nuevos esfuerzos de compromiso, atención y participación.

Ayudan poco los primeros anuncios de las listas de candidatos al Parlamento, donde muchos partidos han decidido volver a apostar por esos mismos personajes cuestionados que nos condujeron a la crisis de representación y parálisis nacional. Descubrir que esta temporada intensa, compleja y dramática no ha servido para librarnos de Rosa Bartra, Mauricio Mulder o Yeni Vilcatoma, justamente quienes nos empujaron a este abismo, es tan desmoralizante como cansino.

A estos factores se podría sumar un factor muy humano: el relajamiento que acarrean las fiestas de Navidad y Año Nuevo, que suelen servir como un paréntesis, un receso para desconectarnos de las noticias, pero que ahora caen en medio del calendario electoral. El momento no parece ser el mejor para preocuparnos por nuestro voto.

El problema es que las elecciones de enero están a la vuelta de la esquina, faltan apenas dos meses para tener que ir a las urnas a escoger a los representantes que se encargarán de completar este período parlamentario. Saliendo de la experiencia de obstruccionismo, mediocridad y corrupción que supuso el Congreso disuelto, ya tendríamos que estar buscando a esas personas que supongan una renovación y una mejora, para no cometer los mismos errores que nos condujeron al abismo del que salimos.

Ojalá la inercia se rompa este 18 de noviembre, cuando se cumpla el plazo para presentar las listas de candidatos y tengamos certeza sobre la oferta a nuestra disposición. Si no lo hemos hecho, entonces tendríamos que dedicarnos en serio a escuchar las propuestas e identificar a los postulantes que merezcan la pena. No nos queda otra.