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Política

Y tú, ¿por quién votaste?

“Una capa de cinismo tiñó el slogan “que se vayan todos” pues, se dice, sus reemplazos podrían ser peores que los congresistas actuales”.

Maruja Barrig
Maruja Barrig

Cualquiera sea el desenlace de hoy en el Legislativo, da para pensar cómo hemos llegado hasta acá. Cómo dejamos decisiones fundamentales, como la elección del Tribunal Constitucional, en manos de quienes la mayoría de peruanos consideran el peor Congreso de nuestra historia. Muchos lo piensan y lo escriben; otros lo piensan nomás, porque decirlo en voz alta descalificaría la defensa de sus intereses particulares (en silencio, coinciden con los apelativos que los caviares comunistas endilgan a esa mayoría parlamentaria). Esos motes van desde gentuza impresentable – con una mirada de refilón al bien vestido empresario y presidente del Legislativo- hasta los de mafia de rufianes corruptos. Uno de los sentimientos reiterados es Vergüenza ajena, en especial cuando se escuchan los estructurados discursos de la vice – presidenta Beteta.

Una capa de cinismo tiñó el slogan “que se vayan todos” pues, se dice, sus reemplazos podrían ser peores que los congresistas actuales. Pero estos padres y madres de la patria no parecen ser los únicos responsables del descalabro político que se vive en Perú, se habla también de los votantes: se ha insinuado que debido a su limitado entendimiento y al nefasto mecanismo del voto preferencial, tenemos el Congreso que tenemos. ¿Quiénes son estos electores, compatriotas nuestros, con quienes cantamos en coro Contigo Perú?

La estrambótica congresista Yeni Vilcatoma, quien ha confesado sin ambages su aspiración a ser Presidenta del país- no sin antes advertirnos que Condorito es chileno- salió elegida con 139,912 votos en Lima. Quiénes son esos casi 140 mil votantes de Vilcatoma, qué promesa le compraron, porqué creyeron en una candidata cuyas ambiciones son tan desmesuradas como su zigzagueante trayectoria política. Y qué representó Moisés Mamani, congresista de Fuerza Popular, para sus 16,088 electores de Puno. Más allá del “taper”, qué ilusión de progreso y pendejada les regaló el candidato, el emergente de turbias declaraciones juradas de bienes y relojes espías. ¿Los 55,218 votantes en Puno del mesurado e instruido Alberto Quintanilla, congresista de izquierda, son mejores personas que los de Mamani? ¿Por qué? Y los 186,242 electores de la acusada por enriquecimiento ilícito en agravio del Estado, congresista fujimorista Cecilia Chacón ¿serán sus cómplices? Quienes la votaron ¿ignoraban sus procesos penales o simplemente no les importó? Porqué hemos de pensar bien de las 97, 529 personas que elegimos en Lima a Marisa Glave y su postura feminista y socialista, y mal de los creyentes en Jehová, dios nuestro señor, que le dieron 10,499 votos en Loreto a la evangélica Tamar Arimborgo, la misma que opina que el Ministerio de Educación es Sodoma y Gomorra, y que la ideología de género da sida.

Esos electores, todos ellos, son el Perú que somos. Quizá es tiempo de distribuir responsabilidades entre los propietarios de medios de comunicación que banalizan las noticias, los gobernantes sucesivos a quienes no les importó minar la calidad de la educación pública, los empresarios de universidades privadas que han alimentado más sus arcas que el cerebro de sus alumnos, los partidos políticos, ineptos para honrar un programa de gobierno pero hábiles para cobijar oportunistas de cuño diverso, autodestruyéndose a poco de colocar su tafanario en el escaño. Y la indiferencia de todos nosotros que vimos, sin parpadear, la corrosión de la decencia en este país.

Maruja Barrig. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.