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Política

Ganancias & pérdidas

“Hay una inacción de los expectantes que se parece mucho a la pérdida de tiempo, y la ruleta de las encuestas sobre simpatías políticas lo sugiere”.

MIRKO
MIRKO

¿Alguien está ganando tiempo en el forcejeo político peruano? Quizás la respuesta automática es que todos. Muy pocos están alcanzando sus objetivos, pero los mecanismos del poder siguen funcionando, más o menos. La idea de que finalmente veamos un cambio de elenco político estándar en julio del 2021 no es inverosímil, y parece estar avanzando.

¿Qué es ganar tiempo? Hoy en la política del Perú la expresión está directamente atada a la idea de obtener un plazo suficiente para el momento de una confrontación decisiva. No significa apurar las cosas (como se usa en otras circunstancias), sino demorarlas a la espera de un momento favorable. Es más o menos lo que hace el luchador que da vueltas en el ring.

Un caso de tiempo ganado: la mayoría del Congreso atrasa el debate sobre propuestas claves de Martín Vizcarra, a la espera de que la aprobación se vaya desgastando, algo que se viene produciendo, si bien a un ritmo lento. Si una alta aprobación es indispensable para el momento de decisión que muchos esperan de Vizcarra, entonces Fuerza Popular está ganando tiempo.

Lo anterior podría verse al revés: al no actuar de manera decisiva Vizcarra pierde puntos, pero sus enemigos no ganan realmente nada. Solo alargan su paso por el descrédito, con lo cual reducen sus opciones a una mejor performance en las próximas elecciones, no importa en qué fecha. En esto al no adelantar las elecciones, Fuerza Popular está perdiendo el tiempo.

Uno pensaría que quienes están ganando tiempo a raudales son los grupos y candidatos en espera. Pues ninguno de los dos principales luchadores tiene opciones para la próxima elección. Pero hay una inacción de los expectantes que se parece mucho a la pérdida de tiempo, y la ruleta de las encuestas sobre simpatías políticas lo sugiere.

Este último punto tiene que ver con una difundida sensación ciudadana de pérdida de tiempo, ahora en el sentido de demora inútil frente a un momento de solución de problemas nacionales. Esto está muy vinculado a un sentido de esperanza en el cambio, y afecta a todos los que están públicamente vinculados a la política. Al descontento no le interesa manejar los tiempos, solo expresar su impaciencia.


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