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Política

La semana definitiva

“La alianza de Fuerza Popular y el Apra demostró las veces que fue necesario que su único libreto era la prepotencia...”.

TOLA
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Este lunes comienza lo que será una semana intensa, vertiginosa, definitiva. Una seguidilla de días imprevisibles, con dos fuerzas en conflicto empleadas al máximo para obtener una victoria categórica sobre el contrario, con los ciudadanos y la economía a la espera de un resultado que concluya de una vez por todas lo que han sido tres años de incertidumbre, miseria moral y estrechez de miras.

De un lado, llegamos a este punto por la obstinación de una oposición parlamentaria mediocre y obstruccionista, colmada de representantes de intereses oscuros, cuando no abiertamente delincuentes, que ha vivido en pie de guerra desde el momento de su instalación, con la esperanza de colmar el poder, vengar un fraude electoral imaginario e interrumpir o retrasar al máximo los procesos anticorrupción en marcha. Del otro, por la reacción defensiva de Martín Vizcarra, que alcanzó la presidencia aliándose con esa misma oposición y rompió sus vínculos con este socio de ocasión cuando —tal como se previó— Keiko Fujimori pretendió subordinarlo al papel de marioneta, marcándole la agenda al gobierno, pensando que podría definir hasta a los miembros del gabinete ministerial.

Con el antecedente de un Pedro Pablo Kuczynski vapuleado hasta el cansancio, entre ataques, insultos y amenazas de toda clase, censuras de ministros, maniobras entorpecedoras y persistentes intentos de vacancia, Vizcarra comprendió que emplearse en buscar el diálogo y el consenso era una ingenuidad, pues la alianza de Fuerza Popular y el Apra demostró las veces que fue necesario que su único libreto era la prepotencia, su único lenguaje el atarante y su única partitura el avasallamiento.

Planteó una estrategia de supervivencia que ha tenido el mérito de emplear las armas prescritas por la Constitución, resistiendo la tentación del abismo autoritario, y, con la contribución de las investigaciones del caso Lava Jato y Lava Juez, de doblegar a una mayoría que parecía inexpugnable. En el camino cometió un error de bulto, al subestimar la negociación y la creación de alianzas que le permitieran alguna representación parlamentaria.

Sería temerario vaticinar lo que ocurrirá esta semana. El adelanto de elecciones o la cuestión de confianza si el Congreso lo rechaza parecerían los caminos más lógicos, pero la oposición hará lo inimaginable para evitarlo, contando en ese empeño con la contribución de Pedro Olaechea y otros antiguos integrantes del partido PPK como Juan Sheput o Salvador Heresi. Lo que sí parece claro es que salir de esta larga y desgastante agonía ya es una buena noticia. Por encima de las preferencias y facciones, ojalá sea un triunfo que favorezca al Perú, al Estado de derecho, a la democracia, a la decencia.



Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.