Fotocheck político de junio

George Forsyth. La alta popularidad ganada en las calles más complicadas de La Victoria puede perderse toda en las pantallas de la TV y en el creciente peso político del activismo feminista. El ciclo de las acusaciones de una ex pareja tiene visos de convertirse en una serie duradera. Pero al menos hay suficiente trabajo en su distrito como para mantenerlo activo, y a flote.

Keiko Fujimori. A estas alturas pocos la imaginan ganando la presidencia en el 2021, pero sigue bien ubicada en las encuestas (2ª en simpatía de Ipsos esta semana). Los esfuerzos por salir de la prisión preventiva no están funcionando, ni está avanzando en FP un liderazgo de reemplazo. Su primer acto en libertad, dice, será una gira por el país.

Antauro Humala. Un antisistema clavado. No tiene forma de ser candidato antes del 2026, pero igual está sacando manteca en algunas encuestas. Quizás es el encanto de un ultrismo imposible, o la magia del apellido. Aun preso podría tener una cierta capacidad de endoso en la izquierda más radical, aunque esta tendría que calcular bien el costo-beneficio.

Jorge Muñoz. Se está jugando su peso político en varias canchas. Una es el operativo de la avenida Aviación. Otra las complicaciones de los contratos de peaje. Retroceder en la prolongación de la Vía Expresa tampoco lo ha ayudado. Sin embargo, por el momento todos estos enredos lo muestran como un alcalde activo que sale al paso de los problemas.

Mario Vargas Llosa. Está bastante distanciado de la política peruana, pero eso puede cambiar cuando el escritor llegue a Lima en julio para recibir el homenaje de la Feria Internacional del Libro. Temas para pronunciamientos principistas radicales habrá muchos, y también chispas para encender esa pradera de convicciones.

Martín Vizcarra. Hay un misterio en su nueva popularidad, a la que algunos no le ven futuro. Ya no se sabe si ha logrado o no alguna suerte de tregua con FP (esencias vs disolución del Congreso). Quizás una buena definición sería una tregua con francotiradores activos de ambos lados. La economía y los empresarios disgustados se han convertido en un nuevo flanco que debe cuidar. El proyecto Tía María se puede volver otro.