Diga rápido cualquier cosa, pero rápido, por Mirko Lauer

Los miembros de este Gobierno no son grandes declaradores, y en la semana de APEC lo han demostrado. Ante la queja puntual en las calles “nos están matando” expresada por la protesta que lideran los transportistas, la respuesta del ministro del ramo Raúl Pérez Reyes ha sido señalar que el reclamo no alude a la inseguridad ciudadana, y que por tanto, entendemos, acusa oblicuamente al Gobierno. Un extraño bumerán verbal.

¿Por qué la protesta de estos días no se referiría a la delincuencia rampante y descontrolada, que los ministros llaman con el eufemismo inseguridad ciudadana? ¿A Pérez Reyes la incapacidad gubernamental para frenar asesinatos de choferes y atentados contra unidades de transporte no le parece acusación suficiente? ¿Qué necesidad de vincularla con el lema “¿Dina asesina”, de otro contexto?

Aquí estamos, hoy, ante la ineficiencia político-policial y la indiferencia frente al delito violento en el Perú. Pérez Reyes no es ministro del Interior, pero es obvio que tiene parte de la responsabilidad. ¿Qué necesidad tiene de desviar el sentido de la protesta hacia un Palacio lleno de mandatarios del Asia-Pacífico? Más que una movida, parece un chispoteo silvestre.

El otro prominente político que acaba de resbalar sobre la alfombra roja del lenguaje es Alejandro Muñante, el congresista-evangélico de extrema derecha. Su idea de que “economías ilegales han financiado candidaturas y partidos políticos” es una acusación con aires de confesión, y sobre todo es una de esas declaraciones altisonantes que sin nombres y apellidos al lado no significan nada.

Este tipo de flatus vocis se viene repitiendo en la ruleta de las declaraciones del oficialismo. Aquí va otro de la propia presidenta de la República: “El crecimiento solo es posible empoderando a la ciudadanía”. ¿Cómo la alianza de gobierno Congreso-Ejecutivo que ella preside empodera a la ciudadanía? Ciertamente no retirándole protección frente al crimen violento, organizado o espontáneo.

Ya no es solo el papel. Ahora también el micrófono periodístico frente a un político ansioso también lo aguanta todo. Una especialidad del momento son los ministros que pronostican su propia renuncia. Otra es la satanización de la protesta. Luego está el anuncio de grandes avances socioeconómicos. ¿De aquí al 2025? Más que empoderar a la ciudadanía, este Gobierno, y en especial el club Boluarte, la está tratando como si ella fuera idiota.