En Lima, en el 2023, la masificación del gas ha llegado a 1.733.403 hogares, una cifra considerable, más aún si la multiplicamos por el promedio de 4 personas por hogar. Así, habría cerca de 7 millones de usuarios que acceden al gas, de un total de 10 millones de limeños.
¿Cómo es que se ha llegado a una cifra tan alta en la cobertura que, en Lima, está a cargo de Cálidda? Veamos cómo está distribuido el consumo. En Lima hay 1.738.616 clientes que consumen 766 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd). El 99,7% de estos clientes son los hogares adonde ha llegado el gas (ver cuadro). Se podría pensar que ellos son los grandes consumidores de gas. Nada que ver: son el 2% (dos por ciento) del total que se consume en Lima.
Los grandes consumidores son las 30 empresas de generación eléctrica de gas (el 0,002%), que representan el 74% del consumo de Lima. Detrás vienen los industriales, el comercio y los 280 grifos que venden gas natural vehicular.
Este gran consumo de Lima (que concentra el 60% de la producción nacional, el 85% de las colocaciones del sistema bancario, el 60% de la manufactura y el 56% de los servicios) representa importantes ingresos para la distribuidora, lo que le permite realizar las inversiones para la red de tuberías en los distritos. Hay un “subsidio cruzado”: el gran consumo de las térmicas y de la industria limeña permite la masificación domiciliaria.
¿Sucede lo mismo en el resto del país? ¿Es que en Huaraz, Ayacucho, Huancavelica o Abancay existen grandes consumidores que generen grandes ingresos para financiar las inversiones de las redes a domicilios? No.
Pero eso no lo pensó la ortodoxia neoliberal. Imaginaron que podía llevarse el gas a las ciudades del Perú mediante licitaciones a las que se presentarían los postores, que realizarían las inversiones, y con la venta del gas podrían financiar la masificación domiciliaria. La primera fue en el 2005 y la última en el 2020. Todas resultaron desiertas. En el 2021, el Ministerio de Energía y Minas tiró la toalla y dijo: hasta aquí llegué. Ahora le toca el turno al rol subsidiario del Estado.
Tuvieron que pasar 15 años para que se dieran cuenta de que la masificación del gas a domicilio no tiene rentabilidad económica sino social. No está en su ‘chip’.
Hay que agregar que la legislación, por ejemplo, la Ley Orgánica de Hidrocarburos n0 26221 de 1993, considera a la distribución de gas natural por una red de ductos como un servicio público (art. 79). Y la Ley n0 27133 de 1999 dice: “Declárese de interés nacional y necesidad pública el fomento y desarrollo de la industria del gas natural, que comprende la explotación de los yacimientos de gas, el desarrollo de la infraestructura de transporte de gas y condensados; la distribución de gas natural por red de ductos; y los usos industriales del país” (art. 3).
También está la Ley n0 29969, de diciembre de 2012, que promueve la masificación del gas natural y que le entrega recursos al Fondo de Inclusión Social Energético (FISE). Sucede que buena parte de estos fondos se destinaron al subsidio directo a las personas (bono de 20 soles) en situación de pobreza para que adquieran el balón de GLP (rival del gas natural). Hasta allí llegaba el concepto.
Lo que ahora se discute es el PL 679, que fue el tema de nuestro artículo la semana pasada, en particular el asunto de la tarifa nivelada, o sea, una tarifa única para el consumo de gas natural, la cual ha sido recortada en el Congreso.
La cuestión de fondo, sin embargo, es que la masificación solo se podrá conseguir con una red de gasoductos, como existen en Colombia, Bolivia, Argentina y México. Hablamos aquí de masificación en sentido amplio, lo que incluye a los domicilios, el comercio, el gas natural vehicular (GNV), nuevas plantas de generación de electricidad a gas natural y las industrias. Esto es importante.
Eso no se va a poder conseguir con el actual esquema que consiste en llevar el gas natural licuefactado de la planta de Peru LNG en Pampa Melchorita, no solo porque es más caro, sino porque es insuficiente.
Veamos por qué. El cargadero de Peru LNG puede producir 20 millones de pies cúbicos diarios de gas, de los cuales 15 se van a las ciudades del norte y 5 a las del sur. Ese cargadero se ha ampliado y dentro de poco va a producir 20 mmpcd adicionales. En total, 40 mmpcd. Y ese gas licuefactado es caro, por todas las “paradas” que tiene (1).
Veamos la demanda. En Ilo y Mollendo hay dos centrales construidas en el 2013 y 2014 de 600 MW cada una. Hoy no tienen gas y cuando se prenden tienen que usar diésel, lo cual eleva las tarifas eléctricas. Pero pueden funcionar a gas. ¿Cuánto consumen? Cada una requiere 100 mmpcd. Los 40 mmpcd de los camioncitos no cubren ni la demanda de una central.
Por tanto, cuando la demanda aumente o cuando no haya lluvias, la producción de esas centrales va a encarecer el precio. Ya lo vivimos hace unos meses. ¿Quién se va a beneficiar? Pues las hidroeléctricas y, también, las térmicas a gas que están en Chilca, ya que el gas tiene precio regulado. Su costo de producir será bajo y el precio de venta, alto.
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Tampoco va a poder entrar una ladrillera grande o alguna industria que necesite, digamos, de 5 a 10 mmpcd. Esto porque los camiones cisterna que salen todos los días de Pampa Melchorita al sur y al norte, y pronto a la sierra, no podrán cubrir esa demanda.
Todo no se puede hacer de golpe ni de un día para otro. De acuerdo. Y este PL 679, a pesar de que su “tarifa regulada” excluye a una gran cantidad de consumidores (entre ellos a los automóviles), puede servir como punto de apoyo para desarrollos futuros.
Pero lo que no se puede dejar de decir es que la sierra central y la sierra sur van pagando ya por más de 17 años los errores de las políticas anteriores. Hay que impulsar la construcción de gasoductos. El espacio no me da para analizar los pros y los contras del Gasoducto Sur Peruano, parado por la corrupción de Odebrecht.
Pero el gasoducto de TGP, que va de Camisea a Chilca, tiene ya una conexión a Ayacucho. A partir de allí se debe impulsar la construcción de ramales a Huancayo, Huancavelica, Abancay y Cusco, para comenzar. Y el gas está sobrando. Se están reinyectando 300 mmpcd en Camisea, porque la demanda de Lima “no los necesita”.
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Parte de ellos, tomando en cuenta las consideraciones de capacidad del gasoducto, puede ir a las ciudades mencionadas, a precios regulados del Lote 88 ¿Eso va a tomar tiempo? Sí, no es para mañana. Pero puede estar en 3 o 4 años si esos proyectos comienzan ahora, tomando en cuenta que el gas domiciliario (no sus demás usos) tiene rentabilidad social, no económica. Es lo que no quieren los lobbies, que se oponen a una verdadera masificación del gas. Pero por ahí pasan muchas alternativas de desarrollo. Y, sobre todo, es una deuda social que debemos honrar.
1) Ver la explicación en ‘Los lobbies del gas y la tarifa nivelada’: https://otramirada.pe/los-%E2%80%9Clobbies%E2%80%9D-del-gas-y-la-tarifa-regulada
Humberto Campodónico. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.