En el Perú republicano las movilizaciones democratizadoras han producido diversas formas de salida de los regímenes autoritarios, dictatoriales y de formas de Estado. De algunos hemos salido porque esos regímenes colapsaron, de otros porque negociaron su salida frente a una enorme presión popular y de algunos por colapso y negociación al mismo tiempo.
En el siglo XIX la política era taquicárdica, los Gobiernos duraban un año en promedio y los colapsos eran el pan de cada día. Aquí me refiero a tres que, a mi juicio, son significativos: el de Gamarra 1832, el de Echenique 1856 y el de Cáceres en 1895. Gamarra quería seguir en el Gobierno, pese a que Orbegoso había sido elegido para sucederlo. La plebe urbana limeña lo echó con su ejército y todo. Gamarra huyó a la sierra para seguir la resistencia al Gobierno de Orbegoso.
En 1854 algunos líderes liberales (los hermanos Gálvez y otros) se aliaron con Castilla y se pusieron a la cabeza de una revolución popular de impacto nacional para sacar a Echenique, construir un Estado liberal, liberar a los esclavos y eliminar el tributo indígena. Luego de recorrer varias regiones del país, triunfaron en la batalla de La Palma en 1856.
Terminada la guerra con Chile, Cáceres, el héroe de la resistencia, fue inducido a asumir el Gobierno y, halagado y enlodado por las élites criollas, quiso gobernar, en persona o por interposita persona, durante tres Gobiernos sucesivos. En 1895 las montoneras que habían llegado de diversas regiones a Lima, bajo la dirección de Piérola, se enfrentaron y derrotaron al ejército de Cáceres, hubo 2 mil muertos y Cáceres tuvo que renunciar y exilarse. Junto con el régimen autoritario cayó también el Estado caudillista.
En el siglo XX la política asumió una forma cíclica y los Gobiernos duraban 3,5 años promedio y hubo diversas formas de salida de los regímenes autoritarios, dictatoriales y del Estado oligárquico. El enorme movimiento democratizador de obreros, campesinos comuneros y serviles, pobladores, clases medias y regiones agotó al Estado oligárquico, que colapsó con el golpe institucional antioligárquico y antiaprista de 1962.
El gran movimiento antidictatorial de 1978, que culminó con el paro del 19 de julio de ese año, obligó a Morales a una salida democrática electoral negociada con algunos partidos. Ante la escandalosa corrupción fujimontesinista, Fujimori salió huyendo del país y renunció por fax en el 2000 y bajo la presión de la Marcha de los Cuatro Suyos se negoció una salida del régimen autoritario. En el siglo XXI, la movilización desbordante de noviembre del 2020 expulsó solo con un soplo al arbitrario Merino de Palacio de Gobierno.
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Para examinar las salidas del actual régimen autoritario tenemos que prestar atención a los cambios en las correlaciones de fuerza entre la autoritaria coalición gobernante (parlamentarismo presidencializado y poderes fácticos) y las masas movilizadas democratizadoras. Si las masas desbordan a la coalición autoritaria, esta colapsa. Si se produce un equilibrio, probablemente se produce una negociación de salida democrática. Si no se produce una gran movilización, la coalición gobernante llega al 2026 y, con la captura del JNE y de ONPE, la ultraderecha pretende llegar al 2031.
Sinesio López. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.