¿Cuándo se podrá retirar la CTS?

¿Son rencillas? De ningún modo

“La expresión rencilla en boca de Castillo tiene el propósito adicional de equiparar su situación con la de otras instituciones del Estado y la sociedad. Ni duplicando el número de sus abogados va a lograr eso”.

RPP recoge un llamado de Pedro Castillo en Pichari al Congreso, el Poder Judicial y al resto de autoridades a “dejar estas rencillas”. ¿Qué significa esta frase? Con ella Castillo intenta minimizar la preocupación nacional por la corrupción en el gobierno, como si ella fuera una discrepancia menor, solucionable en una charla.

Pero lamentablemente las de estos tiempos no son rencillas, sino serias acusaciones presentadas desde hace largos meses por la Fiscalía y la prensa, imputaciones fundadas, que incluso han merecido la atención de algunos de los principales medios del mundo. En el origen, el centro y buena parte de la responsabilidad de todos estos casos está en Castillo.

Quizás desde su limitación Castillo sinceramente vea todo esto como una secuencia de rencillas, es decir actos de resentimiento o de rencor. Pero este político que se ha vuelto tan celoso de su investidura presidencial sabrá reconocer la actuación de la justicia, cuando esta termine por tocarlo directamente.

Pero hay un giro interesante en la picharina frase que comentamos. Hasta aquí Castillo se ha centrado en negarlo todo de plano. Ahora la palabra rencilla no puede ocultar que hay en el país sectores de autoridad que tienen serias cosas que reprocharle. Por lo menos ha evitado descalificar directamente al sistema judicial que lo tiene en la mira.

No hay, insistimos, rencillas. Hay investigaciones y reclamos. Como es su costumbre, en Cusco Castillo se llenó la boca con la palabra pueblo, por el cual dice trabajar. Pero un gobierno inepto como el suyo no ayuda al pueblo, ni a nadie. Todo se va en ineficiencias, raterías, prebendas y gruesas mentiras a megáfono batiente.

La expresión rencilla en boca de Castillo tiene el propósito adicional de equiparar su situación con la de otras instituciones del Estado y la sociedad. Ni duplicando el número de sus abogados va a lograr eso. La demostración de sus culpas avanza, y él no ha tenido la capacidad (quizás tampoco la voluntad) de demostrar su inocencia.

¿De dónde sacó la palabreja? Quizás del patio escolar cuando fue profesor. No estamos pensando en los alumnos, jóvenes rara vez rencorosos, sino en la pugna entre el Sutep y los sectores sindicales provenientes del senderismo y el filosenderismo.

La República

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