Sporting Cristal perdió 2-1 ante César Vallejo

Lecciones del huracán

El desconocimiento y la evasión de la realidad pueden provocar una tragedia.

El Ian es un megahuracán que está azotando las costas de Florida, Estados Unidos, luego de haber atravesado el golfo de México y haber dejado sin luz eléctrica a la isla de Cuba. A su paso, se ponen en peligro la vida de las personas y la infraestructura física, construcciones y carreteras. Aunque la graduación de 4 ha descendido a 3 al chocar contra la costa, aún la velocidad de los vientos lo hace sumamente peligroso. Se calcula que avanza a 250 kilómetros por hora.

En los reportajes de televisión están apareciendo las historias de quienes huyeron ante la advertencia de peligro y de quienes, “por no creer en los pronósticos de la ciencia”, decidieron quedarse en la zona de directa colisión con el huracán, y ahora se encuentran en una zona aislada y van a tener que ser evacuados si el peligro se mantiene o aumenta.

El mar ha sido succionado por el huracán en Tampa mientras se desborda hacia las ciudades, arrastrando a su paso barcos y colapsando casas y edificios. Las fuertes lluvias y los vientos hacen prever que aún seguirá afectando gravemente todo a su paso.

¿Qué lecciones se pueden extraer de esta situación tan dramática? Fundamentalmente, que los desastres naturales afectan a los más vulnerables y que se pueden tomar previsiones, pero que solo pueden paliar los resultados de estos estragos que provoca la naturaleza. Por ello, es necesario tener un protocolo establecido para actuar en caso de un fenómeno natural, y saber que el cumplimiento de las decisiones que adopten las autoridades es básico.

Hubo quienes tuvieron reparos en actuar ante las voces de alerta y las medidas de prevención, que en este caso determinaron la necesidad de evacuación y el abandono de la zona de peligro. Ahora, además de las medidas necesarias para enfrentar los efectos de la devastación, se van a requerir planes de contingencia para salvar a quienes quedaron bajo los efectos del huracán por no hacerles caso a las autoridades.

En el Perú vivimos bajo la amenaza de los movimientos telúricos porque formamos parte de una zona altamente sísmica. Periódicamente, debemos enfrentar los riesgos no solo de los temblores, sino también de otros fenómenos como las inundaciones, los friajes y algunos otros cataclismos por convivir con glaciares y cadenas de montañas, que provocan deslizamientos.

En el país existe un plan de prevención de desastres y gestión de riesgo, que deben ser incorporados y comunicados en las agendas en todos los niveles de la administración pública. Es fundamental que la autoridad sepa actuar y que la población sepa obedecer. Ante el riesgo de enfrentar fenómenos naturales, hay que tener no solo planes sino voluntad de cumplirlos.