Más de lo mismo

El último cambio de ministros tiene el agravante de haber ratificado al controvertido Aníbal Torres como jefe del gabinete. Con esta decisión, el presidente Pedro Castillo nuevamente se burló del país tras prometer un gabinete de ancha base.

Castillo decidió mantener en el cargo a Torres porque este, además de ser chotano, es el que coordina la estrategia de su defensa respecto a las cinco investigaciones que le ha abierto la Fiscalía de la Nación por diferentes casos de corrupción. También es su vociferante punta de lanza contra la prensa. Su supuesta renuncia fue una simple simulación.

Castillo mantiene en el gabinete a sus escuderos. Geiner Alvarado –que como ministro de Vivienda se reunió con Hugo Espino, cuya empresa ganó sospechosas licitaciones del Estado y tuvo en su planilla a Yenifer Paredes– pasó al sector Transportes. Alejandro Salas, su vocero y defensor a ultranza, de Cultura pasó a Trabajo. En Cultura ubicó a Betssy Chávez. Hay tres rostros nuevos: César Paniagua en Vivienda, Kurt Burneo en Economía y Miguel Rodríguez Mackay, el nuevo canciller, quien hasta hace poco era un crítico a la gestión de Castillo y defendía la teoría del fraude electoral.

Esta repartija no tomó en cuenta a los oficialistas de Perú Libre (PL) ni a la bancada del bloque magisterial. Vladimir Cerrón, líder de PL, cuestionó que Castillo haya mantenido en el cargo a Torres y señaló que este cambio de ministros “ni siquiera generó expectativa” para distraer a la oposición. Por su parte, el congresista Edgar Tello, del Bloque Magisterial, también protestó por haber convertido a su sector en un convidado de piedra.

El nuevo cambio de gabinete solo ha sido más de lo mismo.