Ordenan reponer a Zoraida Ávalos en el Ministerio Público

Gran arsenal de pistolas humeantes

Comando de encubrimiento y de aniquilación de la verdad.

La desesperación por proteger a Pedro Castillo de las investigaciones que el Ministerio Público le sigue por presunta corrupción es tan grande que el gobierno ya ni cuida las formas.

Aunque la descripción correcta no sería proteger al presidente, sino encubrirlo para ocultar un delito. Con ese fin, el gobierno parece haber establecido un equipo de aniquilación de la verdad, un comando de encubrimiento, en el que destacan el premier Aníbal Torres y los ministros Willy Huerta (Interior), Alejandro Salas (Cultura), Félix Chero (Justicia), José Luis Gavidia (Defensa) y Roberto Sánchez (Mincetur).

Es un elenco mucho más dedicado a la protección del presidente que a los asuntos de sus carteras, y que, en su momento, debiera ser incluido en las investigaciones en marcha sobre el uso del poder para entorpecer las acciones de la justicia, es decir, el abuso de la autoridad presidencial para construir impunidad, que es por lo que también se está investigando al jefe de Estado.

El operativo más reciente de ese comando de encubrimiento ha sido el intento del ministro del Interior de querer cambiar al líder del equipo especial de la policíaHarvey Colchado– con el obvio fin de impedir que se proteja debidamente al colaborador de la justicia Bruno Pacheco, o que se concrete la entrega del exministro Juan Silva.

Lo que sucede luego de que Castillo decidiera la remoción del ministro Mariano González porque este designó a un equipo capaz para atrapar a los fugitivos del entorno presidencial.

Lo que se agrega a la falta de atención de Huerta a las solicitudes de la Fiscalía; intento desde Palacio (Beder Camacho) para desprestigiar a la fiscal de la Nación; destitución del procurador general del Estado que investigaba a Castillo; incendio del piso 12 de la Dirincri que alberga documentación de casos de corrupción; proyecto para criminalizar la difusión de casos de corrupción en el Estado; secuestro de periodistas en Cajamarca para extorsionar para la difusión de mensajes a favor del gobierno; o la amenaza de muerte a colaboradores eficaces.

Si una ‘pistola humeante’ es una pieza de evidencia lo suficientemente fuerte como para demostrar un delito, el comando de encubrimiento de Castillo está dejando un arsenal caliente.

La República

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