El Día del Orgullo
Cada 25 de junio, en el mundo entero se marcha, se recuerda, se protesta.
Hay una serie de razones por las que marchar y reclamar el 25 de junio, también llamado en el mundo entero el Día del Orgullo:
Es el día en el que recordamos a quienes han sido víctimas de la violencia y la discriminación debido a su identidad. Es el día de quienes no pueden vivir su identidad libremente y de quienes son rechazados social y familiarmente debido a su opción sexual.
Por todos ellos, quienes ven coartadas sus libertades y cercenados sus derechos, se marcha, se recuerda y se protesta. Este 25 de junio no ha sido diferente, las banderas multicolores se alzaron en todos los confines, en demanda de trato digno, igualitario, libre de violencia y discriminación. La diversidad sexual, sin importar orientación, identidad y expresión de género, necesita de políticas públicas que garanticen la inclusión y el respeto mutuo.
En esa línea, hay iniciativas desde el Estado que van moldeando nuestras ciudades y regiones, haciéndolas más tolerantes y vivibles. Es el caso del Gobierno Regional del Callao, en el que se ha aprobado hace pocos días una ordenanza que busca erradicar y prevenir la discriminación a las comunidades LGTBIQ+. Es una demanda que ya tenía cinco años y que ahora es una realidad. También se dispuso la conformación de una mesa de trabajo multisectorial regional para debatir medidas de “afirmación positiva”, las cuales garanticen la vigencia de los derechos para las comunidades que han sido excluidas y perseguidas en el pasado.
En esta etapa de nuestra vida republicana se están dando retrocesos en una serie de derechos que estuvieron garantizados constitucionalmente. El acceso a la educación sexual integral y a que no sean censuradas las lecturas durante la educación básica regular, por ejemplo. Hay una tendencia conservadora que va avanzando y ganando terreno, en franca oposición a la modernidad, el desarrollo y derechos y libertades ya conquistados.
En resumen, cada 25 de junio se trata del reclamo por el pleno ejercicio de los derechos para todas las personas. Se trata también de aprender a convivir con la diversidad y a reconocerla como un aporte que nos convierte en mejores sociedades, en las que se respetan todas las formas de pensar y vivir.
