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Obsesión antigay

“... al tiempo que predican el amor al prójimo, se conviertan en los ‘delatores premiados’ de la conducta sexual ajena...”.

Nunca deja de sorprendernos, a quienes observamos desde el balcón del escepticismo religioso, esa obsesión de algunos cristianos –entre ellos, varios de nuestros políticos de ultraderecha– con la vida genital de los gays, algo que se pone en evidencia no solo en todos sus intentos de proscribir el enfoque de género en la educación u oponerse a cualquier avance en los derechos LGTBI, sino como ocurrió hace unos días con una película de dibujos animados, en alzar el grito al cielo por la más inocente alusión al tema homosexual.

Lo curioso es que, como último justificativo de su fijación cuasi psiquiátrica, suelen terminar dando argumentos de índole religiosa, aferrándose a algunos dispersos versículos de la Biblia donde, en efecto, se condena la sodomía, pero jamás explican por qué, si la homosexualidad es un delito tan grave, no está presente entre los mandamientos de la ley mosaica.

Por otro lado, también sorprende que, al tiempo que predican el amor al prójimo, se conviertan en los “delatores premiados” de la conducta sexual ajena, como si su Dios necesitara un servicio de espionaje para saber quién obra correctamente.

Si tu vecino quiere cometer el “pecado” de sodomía (en el caso no probado de que sea una depravación), ¿no es asunto suyo con la divinidad? ¿Por qué inmiscuirse en lo que no te compete? ¿Acaso no dice la Biblia que, en el juicio final, cada uno (individualmente) responderá por sus actos?

By the way, nunca he visto a esos defensores del heterosexualismo a ultranza atacar con la misma virulencia a otros pecados, como el adulterio –que sí se encuentra bien descrito en los diez mandamientos– y, mucho menos, decir que no es “natural”, porque el hombre está hecho para ser monógamo, o que se contagia a los niños. De hecho, muchos de ellos son entusiastas practicantes de ese pecado en particular y se cuidan mucho de condenarlo. Salvo, claro, que el adúltero sea alguien de la tienda política contraria.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.