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Los migrantes

“Se comenta que quienes abandonan el barco cerronista le están resolviendo a Castillo el problema de la vacancia. Algo así como que los votos de Castillo ahora ya contrapesan a los de PL-Cerrón”.

¿La casi veintena de votos parlamentarios perdidos por Perú Libre-Cerrón se dirigen automáticamente hacia Pedro Castillo y su bloque magisterial? Es probable, pero no inevitable. El Ejecutivo puede brindarles el mejor corto plazo, pero la cola de los pedidos es larga, y hay allí gente de más peso que un congresista recién llegado.

Aun así, para una mirada optimista el Ejecutivo está lleno de altos cargos, acceso a la aprobación de contratos, o la concesión de obras regionalmente direccionadas, para solo mencionar tres espacios de dádiva. Aunque los ministerios duran poco, los contratos y las obras pueden terminar quemando, como brasero de anticuchera.

¿Dónde más pueden ir esos ex-PL? Propiamente hablando, no tienen que ir a ninguna parte. En el fondo están al merecer, y no están obligados a firmar contratos estables. Se pueden quedar dando vueltas, esperando oportunidades para negociar su voto caso por caso (quizás ya lo venían haciendo), a la espera de tiempos mejores.

Se comenta que quienes abandonan el barco cerronista le están resolviendo a Castillo el problema de la vacancia. Algo así como que los votos de Castillo ahora ya contrapesan a los de PL-Cerrón. Pero esto podría ser iluso, pues la hora de una efectiva vacancia puede ser mucho más complicada que eso, y hacer trizas muchas lealtades.

Además un Vladimir Cerrón desplumado de congresistas y políticamente arrinconado en las inmediaciones de un oficialismo con cada vez menos prestigio, puede empezar a pensar en apoyar una vacancia. Por lo pronto ha demostrado que no le hace ascos votar con la extrema derecha, mientras sus congresistas tácticamente proponen estatizaciones.

Cabe hacer notar que quienes dejan el PL-Cerrón no están particularmente empeñados en abultar la bancada magisterial de Castillo. Es probable que les interese más el contacto directo con el mandatario, aunque más de uno ya habrá advertido, como hemos mencionado antes, que por esa zona las cosas pueden quemar.

Tenemos, pues, dos posibles destinos: colocarse bajo el ala de Castillo o actuar como líberos en el mercado político del hemiciclo. Es improbable que recalen en algunos de los partidos de la derecha o el centro, que con la excepción de algún partido billetudo, no tienen mucho que ofrecer a un político recién llegado.

La República

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