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Pobreza informacional en la política peruana

“Pocos de nuestros gobernantes, en el Ejecutivo, Legislativo o en las regionales, invierten tiempo en entender el entorno en el que vivimos, salvo cuando se trata de ellos o de una ventaja para la peleíta o el tuit”.

Todas las crisis de origen externo que nos sacuden en los últimos años, con la excepción de la COVID, eran previsibles y hasta cierto punto prevenibles.

La actual crisis de fertilizantes comenzó en noviembre de 2021, como cualquier lector de periódicos internacionales podía darse cuenta. La guerra de Rusia contra Ucrania, que se inició hace más de cien días, agudizó más la situación.

El aumento de precios de los combustibles tiene mucho que ver con la crisis global de cadenas de abastecimiento, resultado de la pandemia, con rebrotes recurrentes.

Estos ejemplos sirven para preguntar por la pobreza del espacio informacional peruano. En particular, los políticos y los funcionarios públicos, ¿cómo siguen la situación internacional y sus efectos en el país? La burocracia estatal crea información para uso de los gobernantes; expertos en el país hay en buena cantidad, de muchos colores ideológicos. Además, hay una inmensa cantidad de fuentes al alcance de cualquiera con un mínimo de curiosidad.

En el tráfago cotidiano del trabajo ministerial, podría uno pensar que es difícil encontrar el tiempo necesario para seguir los acontecimientos globales, motu propio o a través de los documentos que el Estado peruano produce. Pero más parece que es falta de curiosidad intelectual, junto con ausencia de ideas, lo que predomina. Si a Donald Trump había que darle dibujitos en vez de documentos, con su nombre en los dibujitos, para que algo le llamara la atención, la pobreza del debate público y la inacción ante crisis previsibles refuerzan la impresión que pocos de nuestros gobernantes, en el Ejecutivo, Legislativo o en las regionales, invierten tiempo en entender el entorno en el que vivimos, salvo cuando se trata de ellos o de una ventaja para la peleíta o el tuit.

Sin duda, los medios de comunicación no ayudan mucho; pero en este caso no se trata de una cuestión de oferta: parte de la responsabilidad de un político, incluso los que no están en el gobierno, es saber qué enfrentará al gobernar. No es un asunto de educación formal o de ser “culto”. ¿Alguno de los candidatos eternos a la presidencia es distinto? ¿Alguien encuentra liderazgo en base a información sobre lo que ocurre en el mundo, de parte de algún político peruano? Incluso cuando consultan, es más táctica política que genuino interés.

No es que necesitemos intelectuales a cargo del gobierno; es que necesitamos que los que quieren gobernarnos lo haga en base a evidencia, que estén informados y no vivan en un mundo de fantasía creado por sus creencias o conveniencias. Que sepan que es su deber pensar más allá de su burbuja; saber preguntar cuando no sepan algo; y planificar para lo que viene. No es mucho pedir…

Eduardo Villanueva Mansilla

Profesor principal del departamento de Comunicaciones de la PUCP. Investiga sobre política y desigualdades digitales, y el contacto de estas con prácticas de la cultura digital, desde memes hasta TikTok.