Los nueve meses que van de gobierno del presidente Castillo no han sido un período en el que haya florecido la libertad de prensa en el Perú. Desde la misma campaña electoral hasta este momento, la relación entre medios y el régimen ha sido tirante y con excesos en ambos lados. Para algunos medios, el activismo político derrotó el trabajo independiente y con arraigo en la verdad, que debe caracterizar al periodismo. En el Ejecutivo, las transgresiones a las libertades de prensa, información y opinión, han sido una tras otra.
La campaña, en especial la segunda vuelta, estuvo repleta de injurias contra el entonces candidato Castillo y contra las personas que no simpatizaron con la candidatura de la opositora, Keiko Fujimori. Grupos que hasta ahora realizan estas acciones sistemáticas acudieron a viviendas de las autoridades electorales, los periodistas y algunas personalidades del mundo del arte o la cultura para lanzar furibundos ataques, amenazas e improperios.
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Alguna prensa mantuvo terco silencio cuando estos hechos empezaron a ser comunes. Luego, se sumaron a las denuncias de un supuesto fraude, pese a que la realidad, los organismos internacionales y representaciones de países señalaban la transparencia del proceso electoral y la derrota de la candidata Fujimori.
Ahora, la reacción del entorno presidencial es desmedida y reprensible. Se niega a abrir las puertas al periodismo en las coberturas del día a día y se resiste a exhibir las fuentes de información públicas, a garantizar la transparencia informativa y a promover una mayor participación de los medios de comunicación, a los que permanentemente acusa de golpismo y antidemocracia.
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El periodismo independiente ha puesto reflectores a las denuncias por corrupción en el ámbito —incluso familiar— del presidente, también ha revelado las designaciones con historiales policiacos o judiciales y ha hecho pública la violencia y la represión en las protestas sindicales y ciudadanas. Hay riesgos, como es el caso del periodista de esta casa editora, Raúl Cabrera, retenido en Las Bambas contra su voluntad y a quien le dañaron su material audiovisual.
En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, celebrado ayer, nos queda claro que no existen mejores condiciones para el desarrollo de un país democrático que el contar con una prensa libre, aguerrida y robusta. Hacemos votos porque el gobierno respete esas condiciones y que la prensa proceda a reconocer los excesos y se autorregule.