EN VIVO | Detienen a hermano y abogado de Dina Boluarte

El Perú en una semana

“Sin aviso previo, apareció el cuco Vladimir Cerrón y casi les quita iluminación a las escasas luces de gestión del exburgomaestre amenazando con llevar a cabo un siniestro ‘plan b’ si es que no aprueban su proyecto de ley para preguntarle al ‘pueblo’ por una Asamblea Constituyente”.

El martes, la noticia de cómo un periodista deportivo había sido liquidado por un programa de espectáculos que mostraba, prueba tras prueba, su infidelidad, seguía haciéndonos ruido. El hecho de que el aludido estaba en Punta Cana desde el lunes, tratando de salvar su matrimonio tras el primer misil mediático, más ruido todavía. Llevábamos meses hablando de la vacancia por incapacidad moral del inenarrable presidente Pedro Castillo, hoy con 67% de desaprobación y cuyo primer ministro es un admirador de Hitler. Unos con obsesión y fantasía desde antes, incluso, de que asumiera oficialmente la presidencia de la república. Otros con la sensatez de la legitimidad que siempre se alejó de la naufragada narrativa de fraude electoral.

De pronto, el miércoles, nos sorprende la noticia de que el vacado no fue quien muchos esperaban, sino Jorge Muñoz, el alcalde de Lima, una de las ciudades más caóticas del mundo, la nuestra. Una infracción administrativa dejó a la capital del Perú sin un alcalde que es abogado, que tiene asesores y experiencia pública, pero que no reparó en el detalle de que lo podían vacar. Sin aviso previo, apareció el cuco Vladimir Cerrón y casi les quita iluminación a las escasas luces de gestión del exburgomaestre amenazando con llevar a cabo un siniestro “plan b” si es que no aprueban su proyecto de ley para preguntarle al “pueblo” por una Asamblea Constituyente, mientras los precios suben y la inversión minera se va al garete por los conflictos sociales.

Al día siguiente, jueves, por la mañana, el presidente y el primer ministro confunden Ucrania con Croacia, pero, antes, en el patio de honor del Congreso, durante un homenaje por los 25 años del operativo contra el MRTA, el almirante y exvicepresidente del Perú, Luis Giampietri, acusado de ser uno de los ejecutores de la masacre de El Frontón y exrehén de la embajada de Japón, le recuerda al congresista oficialista, y gran impulsor de la bendita Asamblea Constituyente, sus procesos por afiliación con el terrorismo y un expediente, que ofrece entregar, acusándolo de haber querido asesinarlo a él y al expresidente Alan García en el 2006.

Luego, ya en el hemiciclo, la majestad de un Congreso, con solo 11% de aprobación, se volvió aún más majestuosa al escuchar al peleón Bermejo llamando “infeliz” a su acusador y recordándole también sus procesos por peculado y por atentar contra los derechos humanos. Súbitamente, la altisonante congresista Patricia Chirinos, la exalcaldesa de Bellavista, por Chim Pum Callao, extinto partido cuyos principales líderes han estado presos por corrupción, lo llama “terrorista, boca sucia”. Al poco tiempo se escucha, a lo lejos, desde la Plaza San Martín, el grito de “viva Abimael Guzmán”.

La República

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