¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Solo nos queda Run Run

“Criado por una familia que no advirtió que les habían dado gato por liebre, perdón, zorro por perro...”.

Este año que acaba fue, para el Perú, el año de la polarización. El año en el que los puntos medios, la equidistancia, el centro –todos tan necesarios para la convivencia democrática- fueron pulverizados por el fuego de la intolerancia y el extremismo. Nunca los peruanos -ya históricamente fracturados por el racismo y la desigualdad social- estuvimos más distantes uno del otro: hermanos contra hermanos, hijos contra padres, amigos contra amigos.

Aunque no fue un fenómeno exclusivamente local, el clímax de esta confrontación se dio en las larguísimas semanas que siguieron a la segunda vuelta electoral, cuando –con tal de no ver en el poder a la heredera del dictador que envileció a nuestra patria durante toda una década- medio país decidió darle su confianza a un gris profesor chotano y, la otra mitad, creyéndose el cuento de la llegada del comunismo, decidió apoyar a la susodicha y, tras su derrota, aferrarse a la engañosa “tabla de salvación” de un fraude que solo existió en la entraña antidemocrática de ciertos políticos.

Poquísimas cosas nos unieron en todo este tiempo. Primero, como siempre, la comida, aunque ya sin el ostentoso ropaje del boom gastronómico que hace rato pasó a la historia. Tal vez, también, el exitoso proceso de vacunación, que nos demostró que hay cosas que funcionan más allá de la incompetencia de los gobernantes y la desinformación de muchos gobernados.

Pero fue un humilde zorro peruano el que por unos días nos hizo sentir un solo país. Criado por una familia que no advirtió que les habían dado gato por liebre, perdón, zorro por perro, escapó de su hogar y, en su huida, se robó el corazón de todo el país que seguía con avidez sus andanzas por los polvorientos techos de Comas, hasta que fue capturado por la policía forestal y puesto a buen recaudo. Desde entonces, nadie que escuche mencionar a Run Run puede evitar una sonrisa, la única sonrisa que fue capaz de hermanarnos durante un año marcado por la hostilidad y la suspicacia.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.