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Bótox y antivacunas

“Tampoco se hacen problemas, por cierto, en que sus mujeres se metan litros de silicona, bótox y otros rellenos químicos...”.

El estado de Nueva York está entregando un bono de quinientos dólares a todos los que se apliquen la primera dosis de la vacuna antes de este viernes, pero los fanáticos antivacuna se mantienen tercos en su negativa a aplicársela porque dicen que hacerlo implica la difusión de información privada que —claman— es “sagrada”, lo que constituye el fin de todas sus libertades.

Y suelen ser los mismos que no tienen ningún problema en ventilar sus intimidades de pareja por Facebook, compartir hasta lo que comen por Instagram y salir en pijama bailando en TikTok.

Tampoco se hacen problemas, por cierto, en que sus mujeres se metan litros de silicona, bótox y otros rellenos químicos en sus cuerpos.

Lo mismo ocurre en gran parte de Europa, como en Francia, donde los movimientos antivacuna hacen bulliciosas manifestaciones contra el presidente Emmanuel Macron, acusándolo de mentiroso, porque prometió que la vacuna no sería obligatoria, pero ahora, en todo el país, se exige el pasaporte de vacunación para ingresar a lugares públicos cerrados.

Y se taponan contra la lógica más elemental de la medida: es verdad que nadie los obliga a vacunarse, pero eso no significa que puedan poner en riesgo el derecho de quienes sí se han vacunado a no estar expuesta a gente que podría ser foco de contagio (y solo en lugares cerrados y concurridos, donde la carga viral se acumula), por muy baja que sea la probabilidad de contagiarse.

Han renunciado a la lógica. Como cierto amigo que, hace un tiempo, se escandalizaba en redes de que hubieran muerto cincuenta mil personas ya vacunadas en el mundo. “¡Es una masacre! ¡Maldita vacuna! ¡Jamás me la voy a poner!”, clamaba. Y siguió haciéndolo incluso cuando le explicaban que, sin vacuna, habían muerto casi tres millones de personas.

Es que ni la lógica, ni la ciencia, ni la estadística pueden ingresar a un cerebro cerrado por la ignorancia y el miedo.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.