Senamhi activa alerta naranja por anticiclón: ¿en qué regiones?

Luz al final del túnel: mujeres al gabinete y DD. HH.

“Pero somos algo más, felizmente, como lo prueban los acertados cambios en el gabinete que ha efectuado el presidente Castillo, empezando por la premier, Mirtha Vásquez, su mayor acierto”.

Los recientes cambios en el gabinete no dejan duda de las habilidades políticas del presidente Castillo. Esas que jamás le reconocieron los líderes de opinión y políticos con los mayores megáfonos de Lima. Los que tildándolo de incompetente no cesaron de proclamar que no era más que un “títere de Cerrón”. Y sea por miedo, desprecio, o avidez de poder, retomaron el discurso macartista de la campaña fujimorista de la segunda vuelta, tildaron al Gobierno de dictadura comunista, o casi; de que va a atentar contra “la libertad de expresión”. Sí, los mismos medios que atentaron contra la libertad de expresión, despidieron a sus periodistas que no se alinearon con una línea editorial golpista, coinventaron un fraude, y tratan el espectro radioeléctrico como su propiedad privada. Más triste ha sido, para mí, que un medio de tradición más bien democrática y un periodista respetable se sumaran al cargamontón, llegando a exhumar en primeras planas atestados policiales de hace cuarenta años con declaraciones que incriminaban al exministro Maraví, omitiendo el hecho de que fueron obtenidas bajo tortura.

Hay que decirlo, porque, aunque Maraví ya no está en el gabinete, lo que ha hecho el Congreso con base en esa campaña mediática es grave. Porque interpelar a un ministro no por su desempeño en el cargo sino por cosa juzgada, con base en supuestos, es atentar contra la división de poderes, el Estado de derecho y el principio constitucional de igualdad ante la ley. La indiferencia de la mayoría de parlamentarios frente a la denuncia de tortura que hizo el entonces ministro en pleno hemiciclo –un hecho inédito y que bien pudo ser aprovechado con fines didácticos– ha sido de una miseria incalculable, y revela el profundo desprecio de nuestros parlamentarios por la verdad y los derechos humanos. ¿Para qué escucharlo si ya lo habían condenado? Y no por algo que hiciera como ministro, sino por lo que “alguien dijo”… , sin diferenciarse en las formas de los ajusticiamientos sumarios de Sendero Luminoso. Poco se ha especulado sobre la probable razón de fondo que motivaba la censura: que Maraví estaba promoviendo una política proderechos de los trabajadores, en dirección contraria a lo que ha sido el statu quo. Pero como en el Congreso no cuentan las razones, sino los votos, Maraví iba a salir, sí o sí.

Por otro lado, el presidente se vio acorralado por dentro. La incontinencia verbal del expremier Bellido (él sí comisario de Cerrón), su populismo exaltado al estilo Trump –Twitter incluido–, su desautorización abierta al presidente, sus ataques a los ministros y a la vicepresidenta llevaron la crisis a un punto de no retorno. Perú Libre terminó así dilapidando el lugar prominente que Castillo le había dado en la “repartija” del poder. Pero un Gobierno no puede tener dos cabezas, solo uno fue elegido para gobernar y así lo entendió Castillo, felizmente.

Si algo de bueno salió de todo esto es que nos desnudó como país. Esos son los políticos, los partidos y los congresistas que producimos. Los cuchillazos, las ambiciones desmedidas, la poca o nula vocación democrática de la mayoría de actores políticos, la prensa incluida, el machismo, la misoginia, todas las miserias salieron a flote sin tamiz. Eso somos, sí.

Pero somos algo más, felizmente, como lo prueban los acertados cambios en el gabinete que ha efectuado el presidente Castillo, empezando por la premier, Mirtha Vásquez, su mayor acierto. Si bien quedan varios temas por resolver, el ingreso de tres mujeres profesionales, luchadoras, con voz propia, y de izquierda democrática, dos de ellas con importantes trayectorias en derechos humanos, y todas de regiones –Mirtha Vásquez de Cajamarca, Gisela Ortiz de Amazonas, y Betssy Chávez de Tacna–, da razones para ser optimistas. La premier, además, es abogada defensora del medioambiente. Y como expresidenta del Congreso ha probado su capacidad política y vocación democrática y dialogante, lo que le valió la enemistad de quienes, acostumbrados a una cultura clientelista, conciben su curul como un botín.

Por ello, y por ser mujeres fuertes, que se atreven a pensar por su cuenta, no tardarán los ataques, el terruqueo, que, de hecho, ya empezaron. Pero no será la primera vez que sufran esos embates y los superen. Hay que apoyarlas, y al presidente reconocerle que ha empezado a cumplir sus promesas.

Mirtha Vásquez, Betssy Chávez, Gisela Ortiz

Mirtha Vásquez, Betssy Chávez, Gisela Ortiz

Cecilia Méndez

Chola soy

Historiadora y profesora principal en la Univ. de California, Santa Bárbara. Doctora en Historia por la Universidad del Estado de Nueva York, con estancia posdoctoral en la Univ. de Yale. Ha sido profesora invitada en la Escuela de Altos Estudios de París y profesora asociada en la UNSCH, Ayacucho. Autora de La república plebeya, entre otros.