No sin nosotras

La historia se hace con las mujeres. Sobre todo en este momento, que la ola de feminismos inclusivos y potenciados viene revolucionando Latinoamérica; conquistando derechos, dignidad y reparación. Porque, aunque a diferentes ritmos, algo que la lucha de las mujeres y diversidades ha logrado es abrir y diversificar definitivamente el debate público, cuestionarlo todo y dejar claro que no habrá agresión sin respuesta, que no se volverá a esparcir el machismo ni el odio impunemente.

Se trata de un logro importantísimo si tenemos en cuenta que desde que la humanidad es humanidad, hemos sido despreciadas y se nos ha invisibilizado de todas aquellas batallas, negociaciones, firmas y cualquier hecho relevante que aparece en los libros que leemos y que nos forman como ciudadanas y ciudadanos. Y si figuramos, lo hacemos bajo el patriarcal arquetipo de cuidadoras. Nada importante. Son muy pocas las gestas de mujeres que hayan sido difundidas como corresponde y que hayan quedado en el imaginario colectivo. Basta con caminar un poco por la ciudad, ver los nombres de las avenidas, los monumentos, los títulos de instituciones y más.

Por eso, saber que Elisa Loncón, lingüista, política y activista mapuche, liderará la redacción de la nueva Constitución en Chile es inspirador. La Carta Magna que reemplazará la del dictador y violador de derechos humanos Augusto Pinochet no solo será paritaria sino que, por primera vez, incluirá la participación de pueblos originarios, reivindicando a quienes fueron dejados de lado y jamás escuchados para que el mundo sepa que sin diversidad, sin pluralidad, no hay verdadera representación.

Angela Davis dijo “la esperanza revolucionaria se encuentra en las mujeres que son abandonadas por la historia”. Por eso, la historia debe y tiene que hacerse con las mujeres, las indígenas, afrodescendientes, los y las trans, los travestis, la comunidad LGTBIQ+ entera, las personas con discapacidad, migrantes, con quienes fueron ignorades por años. Es con todes.