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Vacunas privadas

El principal problema que tiene el fallo judicial de La Molina es la realidad.

Una resolución del Poder Judicial proveniente de la jurisdicción del distrito de La Molina abre un nuevo frente en el debate sobre la vacunación como un derecho público que garantiza la atención universal y la posibilidad de acceder a la vacuna desde el sector privado, el que podrá disponer y elegir a quién se vacuna. En el fallo judicial se establece claramente quiénes serían los beneficiados de esta disposición. Los trabajadores de las empresas privadas y sus familiares directos son los que tendrían acceso a la vacuna, la misma que los empleadores podrán adquirir en los laboratorios internacionales.

Esta resolución no entra en contradicción con la propia norma nacional que le da pase a la adquisición de la vacuna por parte del sector privado. Sin embargo, el principal problema que tiene tanto la disposición nacional como el reciente fallo judicial es la realidad. Existe una imposibilidad para adquirir vacunas porque los laboratorios solo están atendiendo pedidos de gobierno. Y lo hacen porque proponen como cláusula que el que las adquiera corra con los riesgos de los efectos secundarios. Es decir, cualquier síntoma que evidencie una reacción negativa del paciente vacunado es responsabilidad de la institución encargada de la salud pública. Por ello se han adoptado medidas de seguridad en los locales de vacunación para hacer un control de los pacientes, antes, durante y post inoculación. Es indudable que el sector privado no está capacitado para asumir tamaño compromiso.

El otro gran hándicap lo constituye el volumen de la adquisición, que en el caso de los gobiernos representa millones de dosis, lo que facilita y abarata toda suerte de trámites, registros y tasas.

Una vez que se cumpla con la vacunación universal a la que accederán los 24 millones de peruanos y que nos permitirá lograr la inmunidad de rebaño, es de esperar que se abran las puertas a la iniciativa privada, porque se requerirán dosis de refuerzo y quedarán sin duda algunos grupos rezagados.

En estos tiempos, es más fácil que los empresarios privados envíen a sus empleados a vacunarse a Miami, como hizo aquel empresario argentino. Sin tanto trámite, cubrió los pasajes de su personal y la estadía y logró su cometido: proteger a su personal de la amenaza del coronavirus.