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Chile se sacude

Las urnas han hablado y el país vecino removerá algunas fallas políticas casi geológicas.

Los resultados del plebiscito en Chile han sido aplastantes a favor del ‘Sí’, a la nueva Constitución y a la Convención elegida que la hará. Por encima del 78% en ambos casos. De modo que el argumento de que una ‘marea roja’ amenaza a la región por este resultado es falaz, inconsistente, delirante. Es como creer que EE. UU. se volverá socialista si gana Joe Biden.

La marea social que protesta desde el año pasado, y que se volcó a votar el domingo, tiene una franja roja si se quiere, pero bastantes más colores, incluido al arcoiris igualitario de estos tiempos. Esto último, y la fuerte impronta indígena del movimiento, sugiere que no es empaquetando todo en la reivindicación de Salvador Allende que se entiende lo ocurrido.

Sin duda, en el movimiento de protesta se sentían el aura del expresidente y de Víctor Jara, el mítico cantante asesinado por la cruel dictadura del generalísimo Pinochet. Eso no solo era —y es— inevitable, sino también conmovedor. Pero ese reventón de protesta, con el grupo musical Los Prisioneros incluidos, es de una base bastante más ancha. No pasa solo por la nostalgia.

Al punto que hasta don Francisco, el conocido animador de TV, en un momento declaró que había que escuchar a los manifestantes. Más aún: cambiar la Constitución implicaba protestar contra la derecha heredera de Pinochet, aunque también contra la Concertación de Partidos por la Democracia, el frente que gobernó por años desde un centro-izquierda algo resbaloso.

Además, han aparecido nuevos actores, como el Frente Amplio (que incluye a sectores socio-liberales), los estudiantes (escolares y universitarios, la comunidad LGTBI. No es solo el pasado que vuelve para hacer justicia, también es el presente con sus nuevos aires y personajes. Son las mujeres, que en un acto de justicia histórico, serán la mitad en la Convención Constituyente.

Por supuesto, Nicolás Maduro se ha colgado de los resultados, como si lo reivindicaran a él, cuando es probable que la mayoría de quienes protestan en Chile pediría un plebiscito para expectorarlo. Porque lo que también sale de las entrañas de este pueblo, próspero hasta cierto punto ,pero a la vez sumido en el pozo de la desigualdad, es una voz contra el autoritarismo.

Es cierto que con este triunfo del ‘Sí’, y con la victoria de Luis Arce en Bolivia, el progresismo latinoamericano está más vivo de lo que imaginan sus detractores obsesivos. Solo que todos estos movimientos políticos tectónicos son bastante más que una ola izquierdista que asoma imparable. Se verá, con más claridad, cuando se redacte la nueva Carta Magna chilena.

Tal proceso ocurrirá luego de que, el abril del 2021, se elija a los 155 constituyentes y tal vez muestre aristas que sorprendan. Depende de quiénes sean elegidos y de que el sentimiento ciudadano encuentre a sus representantes. Lo que sí parece inevitable es una Constitución que, al decir de la politóloga Claudia Heiss, no establecerá solo ‘libertades’ sino, también, derechos.

En cuanto a las derechas, chilenas y latinoamericanas, no deja de asombrar el congelamiento en el tiempo de sus voceros. Quizás temen que, como dijo la esposa de Sebastián Piñera, se haya producido ya una invasión alienígena en Chile. Cuando en realidad se ha hecho carne electoral un clamor contra la desigualdad social que debería escucharse en toda América Latina.

Profesor de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

Ramiro Escobar

Meditamundo

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.