El choque COVID-19
Los estimados oficiales de la pobreza del año 2020.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) ha estimado recientemente que, al terminar este año, el 27% de la población peruana podría estar en situación de pobreza a consecuencia de la pandemia de la Covid-19. Si se estima que la población actual es 32,6 millones, la pobreza alcanzaría a unos 2,3 millones de peruanos que no se encontraban en esa condición antes del inicio de la pandemia.
Es cierto que el Perú redujo drásticamente la pobreza que afectaba al 56% de la población cuando terminó el régimen de Alberto Fujimori, y que, desde ese momento, en casi 20 años, la pobreza cayó 36 puntos porcentuales.
De acuerdo a los estimados suministrados, en algunos meses este indicador escalaría 7 puntos porcentuales, es decir, en pocos meses se ha producido un deterioro de la calidad de vida de las personas que en otras condiciones, en una crisis menos severa, demoraría más tiempo. Por lo mismo, la profundidad de la caída implicará que la recuperación no se realizará en el corto plazo.
Que más del 25% de la población se encuentre en pobreza es un asunto delicado en la agenda pública, una importancia que trasciende la reactivación de la economía en curso, pero que parte de ella, y a ella le demanda decisiones inmediatas.
El BCRP ha señalado que la clave de la caída es la rápida pérdida del empleo. Anota que en el cuarto trimestre del año se registrarán 17,1 millones de trabajadores, que esta cifra será sostenida por 12,4 millones de empleos informales y que a fines de año solo se tendrían cerca de 4,7 millones de trabajadores formales.
Algunas medidas anunciadas son cruciales para paliar la pobreza. Está en primer lugar lo más inmediato, que son las transferencias directas, es decir, el bono universal del que se tiene programado una tercera entrega, pero que con los datos en la mano aconsejaría una cuarta entrega este año. En la misma dirección del corto plazo se encuentra la ejecución del programa de empleo temporal.
Lo que el BCRP ha llamado el “Choque Covid-19”, es decir la reducción significativa en la demanda agregada, nos interpela para formalizar una nueva política pública contra la pobreza que merezca enfoques multidimensionales y territoriales, y avances concretos.
