Dos venezolanos recorren Sudamérica montados en una combi
La pareja venezolana decidió partir desde Caracas hace dos años en una Volkswagen Combi, a la que decidieron nombrar “Ananda”.
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Miguel Pich y María Gabriela Ruiz, de 33 y 28 años respectivamente, son una pareja venezolana que abandonó la ciudad de Caracas para buscar la aventura y recorrer Latinoamérica a bordo de una Volkswagen Combi modelo 1993 de color amarilla, a la que decidieron llamar “Ananda”, que significa “felicidad suprema”.
La dupla tiene roles establecidos en esta aventura. María es economista, así que se encarga de administrar los gastos para poder llegar a sus múltiples destinos sin ningún problema, mientras que Miguel se encarga de filmar y fotografiar los mejores momentos de su viaje para compartirlos en redes sociales, debido a su profesión de comunicador.
“Lo mejor de viajar en combi es la libertad de ir a cualquier sitio en cualquier momento. Estar donde quieres estar, dormir y despertar en medio de paisajes increíbles”, comentó María Gabriela en una entrevista para “El Diario”.
En 2017 la pareja compró una combi por 400 dólares, la cual acondicionó durante diez meses hasta que, finalmente, estuvo lista para iniciar la aventura el 19 de octubre de 2018. Un viaje sin cronograma ni presupuesto fijo, pero con muchas rutas por recorrer.
Su primer destino fue la ciudad de Lima, en Perú, donde cuentan que una de las cosas que más les sorprendió fue la predisposición de la gente para ayudar a las personas que más lo necesitaban, sin esperar nada a cambio. “Veíamos cómo con tan poco compartían todo con nosotros. Qué solidarios podemos llegar a ser”, cuenta Miguel.
Su primer destino fue Perú, donde cuentan que les sorprendió la predisposición de la gente para ayudar a las personas que más lo necesitaban. Foto: @kombiananda / Instagram
Aunque su plan inicial era financiar su viaje vendiendo arepas, tras su llegada a Perú vieron que había muchos hermanos venezolanos comerciando el mismo producto, por lo que su plan se vino abajo. La pareja decidió trabajar entonces en un restaurante y entendió que esa era la mejor forma de abordar el aspecto laboral de su viaje, consiguiendo un nuevo empleo en cada país al que llegaban.
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“Nosotros no nos quedamos con las ganas de hacer nada. Después de este viaje, será difícil dejar para mañana el disfrute”, cuenta la pareja de venezolanos.
En el camino se han enfrentado a una serie de dificultades que los han ayudado a aprender sobre la marcha. Por ejemplo, aprendieron a cambiar el motor de su combi luego de que esta se averiara, y también aprendieron por cuáles rutas les convenía no ir, tras aprender que países como Chile tienen restricciones migratorias más severas y les piden visa para entrar.
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Aunque la pandemia haya frenado su camino durante siete meses y los haya forzado a establecerse en El Bolsón, al norte de la Patagonia argentina, desean ponerse en marcha nuevamente a finales de año, a sabiendas de lo difícil que será la despedida del hogar momentáneo que han encontrado.
“Lo más duro es dejar en cada país a amigos que se convierten en familia, es vivir en un constante adiós”, comenta Miguel.
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