China enfrenta un brote creciente de COVID-19 próximo a los Juegos Olímpicos de invierno
“El peor brote desde Wuhan”, así llaman los medios a este nuevo incremento de contagios en China, en donde las medidas han vuelto a ser extremas.
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Con un creciente brote de infecciones debido a la COVID-19, China ha implantado nuevas medidas como prohibir la entrada a Beijing por tren o aire para pasajeros provenientes de ciudades con altas tasas de contagio.
Los medios estatales hablan del peor propagación desde lo sucedido en Wuhan, y todo esto ante el trasfondo de que China será el país anfitrión de los próximos Juegos Olímpicos de Invierno en tan solo 6 meses.
Los funcionarios se están movilizando en todo el país para detener la rápida dispersión de contagios vinculada a la variante Delta.
Un puñado de casos por COVID-19, confirmados por las autoridades sanitarias, salen a la luz desde Shanghái hasta Beijing , lo que resulta preocupante ante el enfoque de 0 casos de China.
En la capital del país asiático hay decenas de miles de residentes bajo aislamiento estricto. Para ello ponen unas barreras cuidadas por personal policial y detrás de ellas las personas cumplen con la orden de permanecer en casa y se someten nuevamente a pruebas masivas. Frente a esto muchas familias cancelaron sus viajes para el verano y eligieron quedarse en casa.
Un portavoz del Gobierno de Beijing promete evitar la propagación del virus SARS-Cov-2 a cualquier costo. Esto llevó a suspender viajes hacia la capital desde áreas afectadas, una lista que se alarga a gran velocidad.
Entre las ciudades con nuevos brotes se encuentran Wuhan, después de disfrutar durante casi un año su vida aparentemente normal. El posible epicentro original ahora está sometido a pruebas a cada uno de más de sus once millones de residentes.
Los encierros, las pruebas masivas, estricto rastreo de contactos a través de los teléfonos móviles, todo esto se impuso una vez más.
Los funcionarios dicen que un vuelo comercial de Rusia lo cambió todo porque sospecha que un avión de ese país aterrizó en la ciudad oriental de Naiji el 10 de julio y trajo la variante Delta que es altamente contagiosa.
El 20 de julio las autoridades confirmaron que los empleados del aeropuerto de Naiji dieron positivo a COVID-19. Luego se reportaron casos en varias de las ciudades grandes y desde entonces se ha propagado en decenas de otras. Es así que el virus ha sido detectado en 16 provincias de China, lo que según expertos, pone en duda la efectividad de las vacunas contra variantes como la Delta.
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