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El municipio colombiano donde el coronavirus no llegó, pero sí las vacunas

A pesar de que Colombia es el tercer país latinoamericano más afectado por la COVID-19, Campohermoso es uno de los pueblos de dicho país donde no se reportó un solo caso en este año de pandemia.

Hay quien le apuesta a que el milagro campohermoseño se deba más a que el virus se perdió o se mareó con tanta curva antes de llegar al pueblo. Foto: EFE
Hay quien le apuesta a que el milagro campohermoseño se deba más a que el virus se perdió o se mareó con tanta curva antes de llegar al pueblo. Foto: EFE

En Campohermoso, los rezos a San Roque, su patrón y el de las epidemias, han mantenido alejado al COVID-19 por más de un año. O eso dicen en este pequeño municipio del centro de Colombia, donde es más probable que las malas vías de comunicación y su buena conducta les hayan protegido.

El pueblo es, junto a San Juanito (Meta), uno de los dos de Colombia, el tercer país latinoamericano más afectado por el coronavirus, donde no se registró un solo caso de la enfermedad en este año de pandemia.

Y lejos de pensar que pudiera estar ubicado en la selva amazónica o en los complicados territorios del Pacífico, Campohermoso es un pueblo muy tranquilo, de unos 3.000 habitantes, escondido en un valle de Boyacá, a apenas cinco horas de la capital de la nación.

Dice el alcalde, Jaime Rodríguez, que no se trata de “una fórmula secreta” o de que él tenga “una varita mágica”, sino más bien de la coordinación de las autoridades y una labor de concienciación e información muy incisiva, incluso puerta a puerta y comercio a comercio.

“No fue fácil, no puedo salir a decir que la gente inmediatamente recibió todo lo que le decíamos”, explica Rodríguez a EFE. Cada día, él, junto al sacerdote y a las trabajadoras del centro de salud, le hablaba a la población a través de la radio local, pidiéndoles precaución y diciéndoles que, al fin y al cabo, ellos no se podían cuidar por el resto.

El 15% de la población tiene más de 65 años, un promedio muy superior al de otras partes de Colombia. Foto: EFE

El 15% de la población tiene más de 65 años, un promedio muy superior al de otras partes de Colombia. Foto: EFE

Solidaridad y mucha información

Al principio de la pandemia, cuando Colombia se cerró como medida cautelar en una cuarentena estricta, el Gobierno pidió a los alcaldes que acopiaran bolsas mortuorias, viendo la situación de otros países como Italia o España. Y ahí él se asustó, dudó si contarlo, pero finalmente lo dijo en la radio, y eso caló en la población. “Se espantaron”, alega.

A las veredas (zonas rurales) más alejadas enviaron mercados (paquetes de comida) para que no tuvieran que acudir al pueblo y exponerse, además repartieron tapabocas y todo foráneo tenía que pasar por una cuarentena obligatoria, aislados, y con el seguimiento del personal de salud.

Fueron 120 los que acudieron al pueblo de fuera, según los cálculos de la gerente del centro de salud, Janneth Cabarcas.

Es día de vacunación en Campohermoso porque donde el virus no llegó sí lo hicieron las vacunas. Una veintena de personas mayores espera afuera en sillas de plástico, y se saludan como si hubieran pasado años que no se ven.

El núcleo urbano de Campohermoso apenas tiene cinco calles, pero está coronado por una maravillosa plaza central verde con grandes fuentes y un puente, rodeada de pequeños supermercados y tiendas, la alcaldía y la iglesia.

Fuga de población

“Campohermoso, de hace 20 años para acá, ha disminuido su población bastante, tan es así que hace 20 años había aproximadamente 15.000 habitantes y hoy en día hay 3.400”, cuenta el alcalde.

El 15% de la población tiene más de 65 años, un promedio muy superior al de otras partes del país. Lejos de huir del conflicto o de la violencia de grupos armados, porque en este municipio no los hay, los jóvenes se van porque no tienen dónde trabajar.

“La falta de oportunidades, al no tener comercio ni industria, hace que tristemente ese grupo de población se traslade a las grandes ciudades buscando nuevas oportunidades”, comenta el alcalde.

Durante la pandemia volvieron 30 familias que se habían ido a Bogotá y otras ciudades a buscar fortuna y a los que la crisis económica les dejó en una situación límite. En Campohermoso al menos “no se aguanta hambre, la pobreza extrema es muy mínima, pero tampoco hay riqueza”, como indica Rodríguez.

El mal acceso al pueblo, a través de una trocha donde solo se puede circular en 4x4, ha abocado al aislamiento y a la pobreza a esta zona, rodeada de un paisaje verde y montañoso, con ríos, lagos y cascadas, que bien podría ser otro atractivo turístico del país.

Hay quien le apuesta a que el milagro campohermoseño se deba más a que el virus se perdió o se mareó con tanta curva antes de llegar al pueblo.

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