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Semana Santa en Portugal: fronteras cerradas y confinamiento por la COVID-19

Los turistas podrán ir a los hoteles y alojamientos, pero los nacionales no pueden abandonar sus municipios durante los próximos 10 días.

Las severas restricciones decretadas en enero han castigado con dureza al sector turístico y al comercio. Foto: composición LR / Pedro Nunes
Las severas restricciones decretadas en enero han castigado con dureza al sector turístico y al comercio. Foto: composición LR / Pedro Nunes

Portugal afronta la Semana Santa con la frontera de España cerrada, la mayoría de sus negocios también en la misma situación o limitados a la venta ao postigo (en la puerta). Asimismo, el sector turístico también resultó afectado y con la esperanza de relajar en abril el estricto confinamiento decretado en enero pasado.

La tímida reapertura iniciada en las últimas semanas -que ha permitido a librerías y colegios de primaria abrir sus puertas- no se ha traducido en un alivio de la presión para el turismo, uno de los motores de la economía lusa.

Buena parte de los hoteles permanecen cerrados, los restaurantes solo pueden vender comida para llevar o ao postigo, desde la puerta, y no están autorizadas las terrazas.

La movilidad está restringida y Portugal recrea la polémica que se vive en otros países europeos por las diferencias entre portugueses y extranjeros.

Los turistas internacionales podrán circular libremente para ir a los hoteles y alojamientos donde tengan reserva, pero los nacionales no pueden abandonar sus municipios durante los próximos 10 días.

Ciudades como Lisboa, habitualmente desbordadas durante las vacaciones de Semana Santa, lucen este sábado 27 de marzo semivacías.

Los negocios sufren pérdidas

Las severas restricciones decretadas en enero, que han permitido a Portugal controlar la curva de expansión del coronavirus, han castigado con dureza al comercio, esperanzados en la apertura progresiva que se espera a partir del 5 de abril.

El impacto del cierre “será pésimo”, declara a Efe Fernando Dias, dueño de una tienda especializada en productos tradicionales lusos que abrió en 1948.

Sus ventas se han desplomado “más del 70%” y espera que vuelvan a subir a partir de la próxima semana, cuando fronteras, terrazas y turistas regresen a Lisboa. “Creo que subirán, habrá más movimiento de personas, con más consumo, pero va a seguir siendo diferente”, sostiene.

Con información de EFE

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