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Dos maneras de ver el mundo

“Tenemos que pasar, de una vez, a hablar de cómo generar riqueza en una ecuación en donde la vida esté primero”.

Dos maneras de ver el mundo
Dos maneras de ver el mundo

Muchas personas están empezando a teorizar sobre el futuro posterior a la pandemia. Sin atreverme a tan riesgoso ejercicio, sí creo que queda bastante claro la dicotomía del presente. Siempre hubo estos dos modelos, dos maneras de ver el mundo.

La frialdad de los números, cálculos de pérdida o déficit. En este enfoque, si un trabajador enfermo puede seguir produciendo, que produzca. Si un trabajador muere, es un gasto menos para la empresa y/o será reemplazado. Aunque parezca, no es una forma de ver las cosas únicamente de las empresas. Este modelo ha calado en muchísimas personas y se ve reflejado en las políticas de sus gobernantes. Jair Bolsonaro dijo este fin de semana: “Van a morir algunos, lo siento. Esta es la vida”. El presidente brasileño explicó su “filosofía” utilizando la figura de los accidentes de tránsito: “No podemos paralizar la fábrica de autos porque hay 60 mil muertes por accidentes de tráfico, ¿no?”.

El otro enfoque es el de la vida (y la calidad de vida) por sobre todas las cosas. No hablamos de mi vida o la del amable lector. Hablamos de la vida de la especie humana y su dinámico proceso de socialización. Este enfoque plantea un verdadero reto al modelo capitalista actual.

Un filósofo italiano, Roberto Espósito, escribía que “todos los conflictos actuales tienen en el centro la relación entre política y vida biológica”, dando a entender que estábamos ante una politización de la medicina que requería de una amplia variedad de formas de control social. Espósito intenta plantear un debate mayor en torno a la democracia, pero haciendo la reflexión desde nuestro país, quizá podamos partir retomando el debate acerca del rol del Estado.

Aquí nos toca superar el debate del: “Agua sí, oro no”. Tenemos que pasar, de una vez, a hablar de cómo generar riqueza en una ecuación en donde la vida esté primero. Esta es nuestra discusión por replantear el modelo. El sistema, tal como lo conocemos, se agotó, no da más. Y es una nueva oportunidad (de las tantas, últimamente) para que la izquierda haga todo el esfuerzo. Ya pasamos por un terremoto político y las fuerzas progresistas no encontraron cauce, no dieron la talla. Esta es una crisis que nos plantea dialogar con el mundo, volver la mirada hacia el ser humano y, en medio de todo, apostar por el desarrollo de la ciencia y tecnología. Como decía el filósofo Slavoj Zizek: “No podemos dejar la revolución en manos del virus. Confiemos que tras el virus venga una revolución humana”. Si no les gusta la palabra “revolución”, pueden usar la palabra “cambio”. De alguna u otra manera, empecemos el debate.

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