Los alienígenas de Chile

Lucia Dammert decía recién, acerca de lo que está pasando en Chile, que las multitudinarias marchas allí son “autoconvocadas, sin participación de líderes o grupos identificables”. Yo agregaría, siendo más preciso en el análisis, que en Chile hemos presenciado el efecto de los cada vez más extendidos movimientos “grassroots”, es decir movilizaciones masivas de ciudadanos, con liderazgos difusos y coordinadas a través de medios digitales. Suena simple de definir, pero en el fondo se trata de acciones colectivas complejas de anticipar y cuantificar. Por ejemplo, más allá de la discusión sobre el “modelo chileno”, lo que destaca en el caso de la #MarchaMasGrandeDeChile es la eficiencia en la convocatoria. Además, la sensación de involucramiento entre los participantes logró afianzarse minuto a minuto gracias a la actualización en tiempo real de las fotos, videos, memes, comentarios; que la gente iba subiendo a la internet. En otras palabras, lo digital reverberó la emocionalidad de la psicología de masas, creando resultados impredecibles, extraños. “Alienígenas”. Ahora bien, aunque queda claro que no hay un líder identificable en los “grassroots”, sí existe un detonante que se enciende por efecto de la viralización mediática. En Chile hay rabia contenida, que se ha liberado en una expresión descarnadamente verificable, amén de la viralización digital. Estamos ante la presencia de una acción colectiva muy propia de una nueva ciudadanía, la ciudadanía del siglo 21. La digital.