Actor peruano que triunfa en el cine para adultos de Europa: “Perú lleva P de porno”
De joven miraba las estrellas de Iquitos y soñaba con la fama. Años después, es el mejor actor de cine para adultos y Europa se rinde a sus pies. La República conversó con Pablo Bravo.
Acaba de amanecer en Berlín, es otoño y Pablo Bravo está soñoliento.
Lleva las uñas pintadas de verde y una larga trenza recorre su espalda como esas serpientes encantadoras de Iquitos, la ciudad de la selva peruana donde nació y creció.
PUEDES VER Actriz de cine para adultos podría estar 10 años en prisión por acostarse con adolescenteLa Cicciolina: una leyenda del cine para adultos que ahora vende sus cosas para sobrevivir [FOTOS]
Ha llegado a la capital de Alemania porque está nominado a mejor actor porno activo y su productora —Bravo Fucker— ha desencajado al público europeo.
La razón es sencilla: sus videos apuestan por la diversidad y rompen la regla de los cuerpos perfectos.
En las películas de Pablo Bravo, un asiático puede ser enfilado por un moreno, un caucásico se puede enrollar con un latino, o un vietnamita hace el amor con un hermafrodita o un chico trans.
En su contenido no hay cuerpos pulidos en el gimnasio: Pablo Bravo ha optado por formas reales. Chicos con abdomen abultado, chicos que nunca han pisado una sala de depilación.
La belleza es relativa. El sexo, por el contrario, responde a un “instinto salvaje, animal”, dice al otro lado del teléfono, con esa voz que es una combinación entre la selva exótica y la cadencia de Chile y Argentina, los países donde ha vivido.
Pablo Bravo: de Iquitos a la desenfadada Europa gracias al cine para adultos. Foto: Facebook.
Esa característica ha convertido su marca en un atractivo en el cine para adultos, una industria que, en Estados Unidos, es conocida como la otra Hollywood o la América erótica; y que genera ingresos que fluctúan entre 10.000 millones y 14.000 millones de dólares anuales, según datos del FBI y de diferentes organizaciones, recogidos por El País.
Pablo Bravo es un exponente de ese mundo que exuda placer.
Ha tenido una semana ajetreada porque, además de grabar contenido para Bravo Fucker, debió pasar horas en un estudio para producir su primer single, Ring, con el cual ha incursionado en el rubro musical. Es su última conquista.
“De mí dicen que he seguido el mal camino, que he fallado y manchado mi destino, que en el fuego del infierno estoy metido”, dice uno de los estribillos.
Pablo Bravo siguió el camino de la fama gracias al porno y no se avergüenza.
"Si me preguntas con quiénes he trabajado —interviene—, te diría que con todos los mejores, con los más top de la industria. Trabajo con quienes me masturbaba de chico”.
PUEDES VER La Cicciolina: una leyenda del cine para adultos que ahora vende sus cosas para sobrevivir [FOTOS]
En su DNI aparece como Pablo Chamolí Martínez. En las páginas de contenido triple X, como Pablo Bravo. Lo lleva tatuado en el cuerpo.
Una rosa florece en su cuello y dos mujeres bailan en su brazo izquierdo. ¿El porno es una forma de expresión cultural? ¿El porno es cultura a secas?
El “chico malo” que migró a Lima con un trabajo como modista y devino en scort y bailarín exótico, el niño que miraba a las estrellas y soñaba con la fama, el pequeño criado por su madre —porque papá no hubo— ahora sonríe y dice que por supuesto.
Es un sí contundente, como el que nunca dirá en un altar porque rehuye al matrimonio.
“Bueno, vamos a ver qué cosas nuevas puedo decirte. Por lo pronto, que sepas que el porno es mi trabajo de oficina, pero nadie de mi familia lo sabe. Igual no me preocupa mucho porque allá en Iquitos a veces no llega Internet”.
—Has dicho que, en el extranjero, abren los ojos cuando especificas que eres peruano, puntualmente de la selva. ¿Qué recuerdos tienes de Pablo Chamolí Martínez que vivía en Iquitos, antes de convertirte en Pablo Bravo?
—Soy hijo de madre soltera y tengo dos hermanos. Mamá me crió sola. Cuando empezamos a llegar a la edad de la universidad, veíamos que no podía pagar una carrera. Yo quería estudiar comunicación audiovisual. El hecho de crear contenido audiovisual es lo que me mueve a trabajar en [esto].
Pablo Bravo: de Iquitos a la desenfadada Europa gracias al cine para adultos. Foto: Facebook.
Esta industria no era mi fin a seguir, no era mi objetivo, pero cuando empecé a planear la inmigración a Europa, pasé por Argentina y un director me invitó a un casting.
El tema de la sexualidad nunca ha sido complicado para mí porque siempre lo he explotado. Bailo desde pequeño, esa ha sido mi expresión artística. A través del sexo he podido vender mi imagen de bailarín [...], así me invitaron a hacer cosas sexuales. Fotos, videos.
Cuando se presentó el porno, no me sorprendí porque ya había grabado de forma amateur. El porno, digamos, me dio control. Porno se escribe con P de Perú. Esa fue mi evolución.
—¿Por qué dices que nunca viste al porno como tu trabajo de oficina, sino como un puente para llegar a otras cosas?
Porque cuando me mudé a Lima era joven y quería ser popular. Hice casting con Jorge Benavides [cómico peruano] y grabé un programa piloto para hacer una serie que se llamaría Edificio paraíso. Nunca salió. [Después] me aceparon en un grupo de cumbia, los Cumbia Kings.
Hacía todos los castings que podía, hasta que llegué a La Casa de Gisela, donde participé dos veces. Luego me invitaron a hacer cosas en TV, pero siempre acababa encasillado en el cliché. Aunque el porno te encasilla en una imagen sexual. Entras y ya no sales.
Pero he planeado otras cosas, digamos que toqué techo y empecé a hacer música. El porno fue resultado de mi potencial sexual, que funcionaba. El sexo en el mundo gay funciona muy bien.
Pablo Bravo: de Iquitos a la desenfadada Europa gracias al cine para adultos. Foto: Facebook.
—El porno, al menos el porno que tú haces, es una forma de activismo. Dijiste que, a través de eso, derribas estereotipos.
Vivo en París, una ciudad que tiene una mezcla de culturas muy grandes. El éxito de mi compañía ha sido gracias a lo interracial.
Las compañías europeas mostraban chicos europeos, nada más. A ellos [los europeos] les gustan mucho los latinos, por eso hemos hecho crecer la industria.
Los premios llegaron cuando empecé con una fórmula: incluir todas las razas, todos los géneros. Eso es importante porque dejamos de ver cuerpos y rostros perfectos para pasar a ver gente normal. Cuando uno se siente identificado, se excita más porque es más real.
—Te haces llamar Chico Bravo...
Chico bravo es mi marca. La he utilizado como si fuera mi apellido. Quería una palabra fácil que se pronuncie de la misma forma en todos los idiomas. Mi productora es Bravo Fucker, la fundé legalmente en febrero de 2017, pero antes produje para otras compañías. No podía hacerlo hasta que me entregaran el DNI europeo.
He ganado premios como mejor activo en los Pink TV, un canal francés conocido como el Playboy Gay. Mi compañía es la mejor en el porno interracial y últimamente he ganado los Oscar del cine para adultos.
Pablo Bravo: de Iquitos a la desenfadada Europa gracias al cine para adultos. Foto: Facebook.
—Bueno, todo eso eres cuando estás frente a una cámara, pero ¿cómo eres cuando llegas a casa, cuando estás solo o cuando tienes pena? ¿Qué te desencaja?
Muchas de las personas que se acercan a mí piensan encontrar a ese animal salvaje que aparece en los videos. Porque el sexo es así: bruto, torpe, animal. Fuera de eso, soy un chico tranquilo, reservado e inteligente. Estoy soltero hace ocho años. La gente se decepciona de mí cuando me conoce de verdad, a fondo. Dicen: aaaayyy, qué tranquilito eres, qué respetuoso.
Y por lo otro, [...] me deprimía cuando vivía en Chile y estaba solo. Pero después me acostumbré. Uno se acostumbra a la soledad, a ese espacio tuyo. Ya aprendí a ser solo y vivir lejos de casa, de la familia.
—¿De qué hablan ustedes, los actores triple X, cuando se encuentran?
Ya estabas tardando [con esa pregunta]. Bueno, [hablamos] de todo menos sexo. Un actor porno busca todo menos sexo. Salimos a comer, a conversar de nuevos proyectos, colaboraciones. Si quieres saber si terminamos en la cama, no, no, por favor, no. No lo queremos, no es así. No. (Risas).
—Si quiero ser como tú, ¿qué me pedirías como productor?
El porno es un producto que se tiene que vender. Para vender hay que ofrecer. Así como buscar el titular perfecto, el más atractivo, en el porno sucede lo mismo. Por eso el chico debe tener algo especial.
Hay tres cosas poderosas: rostro, cuerpo y sexo.
Si tienes un rostro y un cuerpo bonito, perdonamos que tu sexo no sea bonito. Y etcétera. Digo, debes tener algo que vender, no es necesario ser perfecto ni bello porque voy a vender los videos como vergón se come a un jovencito normalito.
Todo lo que venda el titular debe ser potenciado con los actores. La gente lo debe pagar.
—¿Una analogía del porno?
Que es como el fútbol: se acaba con la juventud.