Un debate nacional ordenado que debe esperar al próximo Congreso., Recientemente, en Nueva Zelanda, el Perú firmó el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) junto a los otros 11 países que conforman este polémico bloque comercial, la operación de apertura del mercado peruano más controvertida de los últimos 15 años. Si la idea básica era llevar a cabo una discusión nacional ordenada y seria de un tratado complejo, sorprende las prisas para que el Congreso lo apruebe en las postrimerías del mismo gobierno que lo negoció y a cargo de un Parlamento que reúne escasa confiabilidad. El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, adelantando opinión respecto de su ratificación, ha anunciado que pondrá a debate con prioridad la ratificación del TPP “apenas el documento sea enviado al Parlamento”. Su apuro no señala la necesidad de escuchar, más allá de los legisladores, a la sociedad civil que con fundados argumentos ha cuestionado la forma y el fondo de este acuerdo y la actitud del gobierno. El acuerdo obliga a una discusión ordenada y sincera. Fue concretado luego de varios años de secretas negociaciones. Pocas novedades se han filtrado. Una de ellas, filtrada por Wikileaks y difundida por este diario, informaba que una de sus cláusulas permitiría a los inversores extranjeros denunciar a un Estado en una instancia internacional antes de agotar las vías legales nacionales, eludiendo las leyes locales de los 12 países negociantes para exigir indemnizaciones en tribunales supranacionales. El TPP establece una nueva regulación global en áreas que van desde los lácteos hasta el medio ambiente, pasando por los medicamentos genéricos, los derechos de autor y la capacidad de los estados para poder invertir en áreas estratégicas. Un tema central para el mercado peruano es la rebaja de aranceles y los derechos laborales, estos últimos hasta ahora bajo el imperio de la ley nacional. Los observadores independientes, entre ellos economistas reconocidos, señalan que las economías del Perú y de Chile serán las principales afectadas por los nuevos plazos de exclusividad en la industria farmacéutica. Días antes del cierre de las negociaciones, el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph E. Stiglitz, se dirigió al gobierno peruano pare pedirle que no permita que el Perú quede encerrado en acuerdos comerciales desiguales. Luego de la firma del TPP el gobierno ha eludido el debate y no ha dado cara al pedido de explicaciones. La concurrencia de la ministra de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) al Congreso no ha despejado las dudas respecto de la forma en que el Perú negoció el acuerdo. En esa ronda de débiles explicaciones ha sido más bien sonoro el silencio del Ministerio de Salud (MINSA) y del Ministerio de Relaciones Exteriores aunque se sabe que el MINSA estuvo ausente de las jornadas finales de las negociaciones que se llevaron a cabo en Atlanta (EEUU). Con estos antecedentes, lo más conveniente es que sea el próximo Congreso el que aborde este tratado luego de un debate nacional responsable.