#FuerzaVenezuela. Hace mucho tiempo que Nicolás Maduro no se dirige a los venezolanos, a todos los venezolanos, a los que representa como su presidente. Como es costumbre, en sus presentaciones en TV se rodea únicamente de sus simpatizantes, y con ellos se burla de las protestas en su contra. En su última cadena nacional, por ejemplo, la emprendió contra el joven antichavista que se desnudó en una manifestación en Caracas y que terminó con el cuerpo marcado por todos los perdigones que recibió de la llamada Guardia Nacional. "No tienen límite para el ridículo –decía Maduro, en vivo–. Todos los días un show". Un día después, hizo algo que es nuevo. Estrenó dos videos breves en su cuenta de Twitter, filmados dentro de su auto, en los que se le ve manejando y avanzando por calles de Caracas que lucen aparentemente tranquilas y sin protestas. En ambos videos llama a la paz (una paz abstracta, sin nombres), cita reuniones y encuentros con artistas y líderes vecinales, pero no se refiere a sus opositores, a los que prefiere ignorar. El problema de Maduro es que sus opositores ya no responden únicamente a los apellidos de Capriles o López. Es innegable que el hambre y el hartazgo movilizan cada vez más a ciudadanos venezolanos. Maduro prefiere ignorar a esa masa creciente, como si se tratara de los mismos de siempre. En su ilusión, todo sigue igual en Venezuela. Cuando se dé cuenta del aluvión creado en su contra, será tarde para su régimen. #ArletteContreras. Esta semana, la activista y víctima de la violencia de género, Arlette Contreras, fue incluida en la lista de los 100 personajes más influyentes del 2017 elaborada por la revista norteamericana Time. Este reconocimiento se suma al premio que recibió a fines de marzo de manos de la primera dama estadounidense, Melania Trump, por su lucha y coraje. Sin duda, que Arlette Contreras –uno de los rostros representativos del movimiento #Niunamenos– fuera considerada por Time es un importante respaldo a los grupos femeninos que denuncian la violencia contra las mujeres en nuestro país. Eso es motivo de orgullo, a pesar de las burlas contra Arlette que unos cuantos cobardes todavía repiten en las redes sociales.