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Género

A contrapelo, libro que reflexiona sobre la depilación como control social de las mujeres

La autora busca desmonta las ideas preconcebidas sobre la depilación y analiza la penalización social que conlleva que las mujeres muestren el vello corporal.

La escritora Bel Olid ha sufrido en carne propia las críticas por romper con cánones de feminidad como la depilación. Por ello, quiso reflexionar en su nueva obra ‘A contrapelo: depilación, sumisión y autoodio’ sobre cómo depilarse no es una elección libre sino que está marcada por el control que tiene la sociedad sobre el cuerpo de las mujeres.

Un artículo de la agencia Efeminista narra que romper con la norma social de depilarse puede influir en su bienestar emocional, pues muchas veces son criticadas por no cumplir con estereotipos de género establecidos.

Bel Olidad, autora del libro "A contrapelo: depilación, sumisión y autoodio". Foto: La voz de galicia

Bel Olidad, autora del libro "A contrapelo: depilación, sumisión y autoodio". Foto: La voz de galicia

“Nosotros vivimos en una sociedad en la que se nos valora, especialmente a las mujeres, por cómo es nuestro cuerpo y por cómo nos presentamos socialmente y por eso damos mucho peso a nuestro aspecto físico”, señala la autora.

Con este ensayo, la también autora de Feminismo de bolsillo y ¿Follamos? asegura que no pretende imponer su punto de vista o “hacer proselitismo” sobre la no depilación, sino “aportar algunos argumentos a la reflexión” para que cada mujer tome sus decisiones.

Bel Olid arranca el libro con su experiencia personal en la que cuenta que un día decidió no volver a depilarse. Durante todo el primer capítulo recuerda una serie de momentos que la llevaron a tomar esa decisión a sus cuarenta años. “El fracaso absoluto a la hora de mantener a raya mis pelos era más que un fracaso práctico que me condenaba a pantalones largos y días sin playa: era un fracaso manifiesto de mi feminidad”.

Con el paso de los años se percató que depilarse le resultaba más incómodo y molesto que los comentarios que recibía en la calle por no hacerlo. “Pensé: llevo años haciendo algo que me molesta, que es doloroso, es costoso en tiempo y dinero, y que no sé para qué lo hago y entonces, como no me gusta hacer las cosas sin entender, me decidí a reflexionar sobre la razón”, narra.

La depilación obligatoria como violencia simbólica

Los feminismos no consideran a la depilación en sí como un problema, sino el hecho de que tenga que ser una norma social obligatoria para todas las mujeres. “Me di cuenta de que es algo que parece muy superficial, pero que en realidad es muy simbólico de las violencias que soportamos las mujeres para conformarnos a un cierto canon”, detalla la autora.

Depilarse debería ser una decisión, pero Olid especifica que esto casi nunca es así. “Desde el momento en el que el resultado de si lo haces o no es muy distinto porque depende de cómo se te recibe socialmente, ya no es una decisión que tomes solamente tú. La sociedad en parte la está tomando por ti. También porque se da por hecho que lo vas a hacer”, explica.

Asegura que el problema va más allá de la depilación, pues está relacionado con “el control” y “las normas sociales” que recaen sobre el cuerpo de las mujeres. “El problema es que yo no estoy siendo una mujer como se espera que sea, a este nivel y a muchos otros, pero creo que tengo el derecho de ser la mujer que soy y eso es potente también”.

Una premisa que no se pone en cuestión en el texto es el caso de los hombres, quienes por el contrario suelen ser criticados por no llevar barbas.

Olid señaló que espera que este ensayo genere autocuestionamientos y que más mujeres decidan libremente.