Viven y visten como hace 300 años: conoce a la misteriosa comunidad Amish en Estados Unidos

Lancaster, situada a aproximadamente 60 millas de Filadelfia en el estado de Pensilvania, alberga una de las comunidades Amish más grandes de Estados Unidos. Llegar a esta comunidad es viajar 300 años al pasado; los hombres visten con sombreros de pajas y tirantes en sus camisas, las mujeres llevan largos vestidos y un Coif en la cabeza, atado hasta su barbilla, no importa la edad que tengan.

Los amish de Pensilvania llegaron hace casi 3 siglos

Los amish constituyen un grupo etnorreligioso descendiente de inmigrantes alemanes y suizos que se asentaron en América del Norte entre finales del siglo XVII y principios del XVIII.

Los que formaron una de las primeras comunidades amish en Estados Unidos llegaron en el año 1730 al condado de Lancaster, pues venían huyendo de la persecución a la que eran sometidos en Europa.

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El estilo de vida de los amish es un retrato antiguo

Los amish son reconocidos por su estilo de vida austero y su rechazo a las comodidades y tecnologías modernas. Comparten diversas creencias con el protestantismo, tales como la separación entre la Iglesia y el Estado, el principio de no violencia y la defensa del bautismo en la adultez. Este último aspecto los identifica como anabaptistas, puesto que sostienen que el bautismo no debe administrarse en la infancia, sino que debe ser una decisión personal tomada en la adultez.

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La vida de los amish es criticada por las personas que los ven desde fuera

Algunos críticos externos a la comunidad Amish argumentan que sus miembros rechazan el progreso y la tecnología. Durante una visita guiada a una granja amish, que atrae a miles de visitantes anualmente interesados en conocer más sobre esta comunidad, se abordó este tema.

"No queremos parar el progreso ni la tecnología, solo queremos que vaya más lento", dice un amish a la revista VOA.

Según sus principios, los amish no conducen automóviles, pero pueden viajar en taxis o ser transportados por otras personas. Aunque parecen una comunidad cerrada y estrictamente comprometida con sus normas y filosofía de vida, muestran amabilidad hacia los visitantes. La mayoría reside en granjas ubicadas en áreas rurales.

El estilo de vida amish se refleja claramente en el interior de sus viviendas, las cuales son sencillas y carecen de decoraciones innecesarias o adornos superfluos en las paredes. Estas comunidades viven con lo esencial. No utilizan electricidad; en su lugar, operan con generadores de propano y utilizan lámparas alimentadas por baterías o velas. Las habitaciones son un claro ejemplo de austeridad. La mayoría de los muebles, incluyendo mesas, sillas, camas, colgadores y ventanas, son fabricados por ellos mismos utilizando madera.