El padrino bajo análisis
Un libro de la UPC celebra el medio siglo de la saga de los Corleone y ofrece interpretaciones originales sobre la trama de la famosa familia de mafiosos italoamericanos.
Toda genialidad esconde historias desconocidas. Era 1972 y la película El padrino, de Francis Ford Coppola, se estrenaba en Estados Unidos. Ningún espectador sospechaba que detrás de esa obra maestra hubo una lucha constante de Mario Puzo, autor del libro homónimo, y Coppola para imponer la contratación de los actores adecuados.
El libro de Puzo era calificado como un simple best seller —no legitimado por un premio Pulitzer— que narraba la vida de gánsteres italoamericanos. Mientras tanto, Coppola se había visto forzado a aceptar el trabajo de director por su precaria situación económica. La buena química entre los dos, sin embargo, alimentó el entusiasmo. Ambos coincidieron en que el papel de Vito Corleone debía hacerlo Marlon Brando, pero los ejecutivos de Paramount Pictures no les dieron el visto bueno. Desafiando a la mirada comercial de la compañía, volvieron a insistir con la designación de Brando. Para convencerlos, les mostraron el casting del actor. Con ello, toda duda se disipó. Brando se puso unos kleenex en la boca, anchó sus mejillas y de su garganta surgió una voz ronca y afónica: así nació la leyenda.
Este 2022, los profesores universitarios Manuel Eráusquin, César Pita y Oscar Sánchez han editado y publicado Pídelo con respeto, medio siglo con El padrino (Editorial UPC), en homenaje a los 50 años de esta joya del cine. Junto con ellos, otros 10 autores examinan cada resquicio del film desde diversos ángulos. Domingo conversó con Eráusquin acerca de este libro.
Autor. Manuel Eráusquin compartió la edición del libro con César Pita y Oscar Sánchez. Foto: La República
¿De dónde provino la iniciativa de escribir este libro homenaje?
Yo propuse la idea. En el 2020, redacté una columna en la que hice notar que se cumplían los 30 años de la tercera película de El padrino. En el desarrollo de ese trabajo, me di cuenta que en 2022 se cumplían 50 años de la primera parte, un acontecimiento cultural importante por su universalidad y las relecturas que pueden proponerse. Entonces, conversé con César Pita y Oscar Sánchez, y acordamos elaborar un proyecto de este tipo. Luego, convocamos a profesores, colegas y amigos que tuvieran una conexión afectiva e intelectual con la cinta.
¿Por qué este film, pese a ser de 1972, sigue fascinando a los nuevos espectadores?
Tiene características particulares que lo vuelven atractivo. El componente central es la familia, más allá de la historia gansteril. La cabeza es Vito Corleone, quien podría ser la representación de un dios omnisciente, todo lo sabe, su figura transmite designios. Otro componente se conecta al mundo latinoamericano: la migración. Esta población gansteril se constituye de inmigrantes italianos que van a América a encontrar su destino. Él representa la persecución de los sueños, restituye su familia consanguínea y también reordena a la mafiosa. Un tercer elemento se basa en la religión. Cuando Michael Corleone manda a matar a sus enemigos, simultáneamente están bautizando a su ahijado-sobrino. Ese tipo de paralelo entre lo sagrado y el asesinato es curioso.
Un componente se conecta a Latinoamérica: la migración. Esta población gansteril se constituye de inmigrantes italianos que van a América a encontrar su destino
Tu artículo dentro del libro gira en torno a Michael Corleone, precisamente.
Allí, resalto el concepto del ‘menor’, el hombre ‘menor’ visto como el que va a ascender o el ‘favorito’. Recuerden al favorito de Cristo, era Juan. Vito Corleone quería para Michael un futuro en las grandes esferas de la política, como gobernador o senador. Deseaba que Michael sea el rostro limpio para servir, desde ese lugar privilegiado, los intereses de toda la familia. Pero, inevitablemente, el núcleo gansteril era parte de su constructo, no puede escapar.
Encontramos análisis distintos pero complementarios en esta publicación. El estereotipo del mafioso, la ritualidad, el ícono femenino, la figura del padre…
Era importante buscar a autores que tuvieran vinculación emocional con la película. En el caso de Francisco Tucci, se enfocó en la migración italiana, conocía bien el asunto. La mirada antropológica estuvo a cargo de Oscar Sánchez. Fernando Armas aportó con su conocimiento sobre ritos sagrados. En la segunda parte, se toca a la familia. Gloria Tovar, especialista en temas de género, analizó la figura femenina. Ya en la tercera parte, se aborda lo cinematográfico, la tradición y herencia fílmica.