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Domingo

El placer de aprender

Esposos y neurocientíficos, los franceses Ghislaine y Stanislas Dehaene llegaron al Perú para participar en el Hay Festival de Arequipa. En esta charla hablan del tema que los apasiona: los mecanismos del aprendizaje en los seres humanos.

Libros. El cerebro matemático y ¿Cómo aprendemos? son algunas de las publicaciones de Stanislas Dehaene, quien llegó al Perú invitado por la embajada de Francia, en el marco del Hay Festival. Foto: difusión
Libros. El cerebro matemático y ¿Cómo aprendemos? son algunas de las publicaciones de Stanislas Dehaene, quien llegó al Perú invitado por la embajada de Francia, en el marco del Hay Festival. Foto: difusión

¿Cómo aprendemos? ¿Qué mecanismos se activan en el cerebro para que podamos aprender?

S.D: Aprender se trata de una serie de modificaciones que hacemos en los circuitos del cerebro para corregir representaciones mentales, para que estas sean más acordes con el mundo exterior. El error juega un rol importantísimo en este proceso, porque cada vez que cometemos un error hay un desfase entre el modelo que tenemos, el modelo del cerebro y la realidad. Entonces, el cerebro toma este error para corregir ese modelo que tenemos.

En términos fisiológicos, ¿aprender nos da placer?

S.D: Sí, definitivamente. Esto es algo interesantísimo. Existen una serie de estudios que muestran que los mismos circuitos que activa la dopamina: el placer de comer, el placer en la sexualidad, el placer que producen las drogas, también está presente cuando nosotros aprendemos cosas nuevas. Este placer psicológico es algo muy propio del hombre.

G.D: Y esto también se da en los bebés. Los bebés ya presentan estos circuitos del aprendizaje, esta curiosidad.

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¿El bebé también siente placer al aprender?

G.D: Sí, eso es lo que motiva a los bebés. De hecho, vemos que el bebé se va a caer una y otra vez y eso lo motiva a aprender a caminar y eso es algo que los padres pueden ver, pero también hay otros tipos de aprendizaje. Por ejemplo, el aprendizaje del lenguaje, los bebés sienten placer al poder comunicarse con los otros.

Hablando de los niños, algunas escuelas combaten el aprendizaje de memoria, prefieren que las cosas lleguen aleatoriamente. ¿Qué piensa usted?

S.D: Esto es un tema muy importante porque hay diferentes automatismos en el niño. ¿Por qué? Hay una parte del cerebro que es el córtex prefrontal, allí hay un procesamiento de la información de manera automática y el niño no puede hacer muchas cosas al mismo tiempo, no puede procesar mucha información al mismo tiempo. Vemos, por ejemplo, que, si el niño quiere aprender a leer o multiplicar, no lo va a poder hacer al mismo tiempo que otras cosas. Entonces, es necesario que haya una serie de automatismos. No basta con recibir o aprender algo una sola vez, tiene que ser repetitivo.

¿Para lograr el automatismo se requiere memorizar?

S.D: De repente no memorizar, puede ser un poco exagerado. La idea es automatizar la recuperación de algunos elementos en la mente para poder liberar ese espacio en el córtex cerebral, para aprender nuevas cosas.

Sigamos con las escuelas. Usted dice que uno de los pilares del aprendizaje es la curiosidad. ¿Qué pasa si una escuela le da todo resuelto al niño?

S.D: Todos los bebés nacen con un algoritmo de la curiosidad que está muy presente, son una especie de científicos en potencia los bebés, exploran, realizan especies de experimentos con el mundo exterior y el ejemplo típico de esto es el bebito que va a dejar que algo se caiga al piso, diez, veinte veces, y que vuelve locos a los papás, pero en verdad están experimentando, están probando lo que es la gravedad. Y siguiendo con este tema de las escuelas, la escuela puede matar la curiosidad del niño, el educador tiene que seguir un camino muy rígido, muy firme en este aspecto porque él no puede dejar que el niño descubra todo solito, es imposible. Por ejemplo, el álgebra, el alfabeto, la lectura, son cosas que hay que explicarle al niño de manera explícita, pero también debe dejar que el niño desarrolle ese sentido de curiosidad, que deje un cierto misterio para que el niño continúe sintiendo interés.

G.D: Yo quisiera agregar a esto que lo más difícil para el educador es evaluar el nivel del estudiante. Tiene que darle algo que sea difícil, algo nuevo, pero tiene que tener cuidado de que no sea demasiado difícil ni demasiado fácil porque eso lo puede desmotivar. Cada vez entonces, el educador tiene que evaluar el nivel del niño, para darle el placer de descubrir algo nuevo, pero algo que no esté tan lejano. Es lo que se hace exactamente en el caso de los videojuegos. En este caso, su objetivo es algo difícil, pero poco a poco va subiendo. No es tan lejano y ahí reside la dificultad o el desafío del educador, en encontrar un equilibrio.

¿Son recomendables los videojuegos para aprender?

S.D: Existen muchas evidencias científicas de que algunos juegos sí ayudan al aprendizaje, tenemos los videojuegos pedagógicos, que enseñan a leer, a efectuar cálculos matemáticos que se adaptan al nivel del niño, también tenemos los videojuegos de acción que ayudan a desarrollar en el niño la atención y la concentración. ¿Cuál es el peligro con los videojuegos? Es el tiempo que consumen en la vida del niño, es tiempo que el niño no le va a dedicar a leer, a aprender matemáticas, a jugar afuera.

¿Qué tan importante es dormir para poder aprender?

S.D: Dormir es fundamental para el aprendizaje. De hecho, dormir forma parte del algoritmo del aprendizaje y esto es uno de los grandes descubrimientos de las neurociencias de los últimos 30 años. Cuando nosotros dormimos, el cerebro no está inactivo. Al contrario, el cerebro repite lo que hemos aprendido y lo consolida, se queda en la memoria.

G.D: Y para los niños más pequeños es importante que hagan siesta, que se tomen la siesta después del almuerzo.

S.D: Hoy en día los niños tienen una deuda de sueño, no duermen lo suficiente.

¿Los deportes también pueden ayudar al aprendizaje?

S.D: Acabamos justamente de emitir un informe en el consejo científico que presido y la respuesta es sí, pero es un sí prudente. Existen muchas investigaciones que demuestran que el deporte ayuda a oxigenar el cerebro y esta oxigenación facilita el aprendizaje durante algún tiempo.

La lectura y la escritura aparecieron 4000 años antes de Cristo, los sumerios y los egipcios se pelean por saber quién inventó la escritura, pero eso es un proceso nuevo. Cuando no existía la escritura, ¿a qué estaba destinada la parte del cerebro que hoy se dedica a descifrar lo escrito?

S.D: En el laboratorio, gracias a las imágenes cerebrales, hemos descubierto que hay una pequeña región del cerebro que se dedica precisamente al aprendizaje de la lectura y cuando no usamos esta región para el aprendizaje de la lectura, lo que va a hacer esta región del cerebro es reconocer rostros y nombrar objetos. Es un principio general que yo propongo, cada vez que aprendemos algo nuevo, algo como la lectura, estamos reciclando un circuito cerebral. A esto yo le llamo el reciclaje neuronal.

Si antes de la lectura, esa región del cerebro solamente se dedicaba a reconocer rostros. ¿Qué parte de nuestro cerebro se dedica ahora a esa tarea?

S.D: Esto es muy interesante. Cuando aprendemos a leer, la parte del reconocimiento de los rostros se desplaza en nuestro cerebro hacia el hemisferio derecho. Algo importante por señalar es que nosotros podemos escanear el cerebro con el IRM y podemos ver, gracias a estas imágenes, si la persona ha aprendido a leer o no, porque el cerebro va a tener un aspecto diferente.

Ahora, pensamos en el aprendizaje como algo individual, pero qué tanto nos ayuda la sociedad.

S.D: Este aspecto social es básico. El cerebro humano necesita aprender de los otros humanos y esto lo vemos en los bebés, en los más pequeñitos. El bebé presta mucha atención al estado de las otras personas y se da cuenta cuando alguien quiere enseñarle algo. Y más adelante seguimos aprendiendo de los demás, en todas las situaciones. Son muy pocos los aprendizajes que se realizan solitariamente, dependemos de la enseñanza de los demás y por eso es que nos preocupa tanto que las escuelas hayan cerrado durante la pandemia de la COVID-19 porque los niños han perdido, en una etapa de sus vidas en la que el cerebro es muy plástico aún, una oportunidad de aprendizaje irreemplazable.

¿Las clases virtuales no reemplazan para nada a la experiencia presencial?

G.D: Es muy difícil porque en las clases virtuales está presente el profesor, pero no están los compañeritos. Entonces, un niño que está aprendiendo frente a su computadora puede sentirse desmotivado si no logra resolver un ejercicio, si no logra aprender algo, pero en presencial va a ver que sus compañeros sí lo están resolviendo y esto lo motiva.

Actualmente es presidente del Consejo Científico para la Educación en Francia. ¿Cuál diría que ha sido su principal recomendación para mejorar el aprendizaje en las escuelas?

S.D: Pienso que los profesores deberían conocer los datos científicos con los que se trata de conocer los algoritmos del cerebro de los niños. Ahora, nosotros hacemos mucho hincapié en los niños, pero en realidad todos necesitamos aprender. Todos aprendemos durante toda nuestra vida. Ahora, no podemos negar que el bebé es como una supercomputadora porque aprende mejor, más rápido y de manera más eficaz y con menos datos que los adultos. Esto lo vemos en el aprendizaje de la lengua materna, el bebé aprende rapidísimo, no tiene ningún acento cuando habla. Y el mensaje es que este bebé, que es una supercomputadora, debe recibir desde muy temprana edad estímulos, aprender el lenguaje, las matemáticas.

Pregunta final. Las personas que mejor comprenden el funcionamiento del cerebro son los neurocientíficos y tienen mucho que opinar sobre el aprendizaje de los seres humanos. ¿En el futuro será necesario que haya al menos un neurocientífico en los ministerios de Educación de todas las naciones?

S.D: Es importante, no solo tener un neurocientífico, sino adoptar un enfoque científico, tener en cuenta la psicología experimental, los diferentes experimentos que se pueden llevar a cabo en la escuela para ver qué funciona y qué no funciona. No solo se trata de analizar el cerebro, también se debe ver la progresión del niño. En el Consejo Científico para la Educación de Francia, que yo presido, tenemos no solo neurocientíficos, tenemos economistas, psicólogos y filósofos.

Periodista formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es editor y reportero del suplemento Domingo de La República. También ha publicado en el diario El Tiempo de Colombia y La Tercera de Chile. Fue reportero de la sección política de este diario. Tiene un blog sobre fantasía (cuervosobrepalas.wordpress.com) y otro en el que comenta su trabajo periodístico (cambiodetitulares.wordpress.com)