Seres de carne y hueso
Las tragedias de los tres futbolistas uruguayos que se suicidaron este año nos han recordado no solo que la salud mental de los deportistas es muy importante, sino que, como dijo el jugador Felipe Rodríguez hace unos días, necesitamos hablar más de este problema para poder enfrentarlo.
El encuentro entre Manucci y Municipal había acabado y el reportero de Gol Perú se acercó a Felipe Rodríguez, ‘Felucho’, para las típicas declaraciones postpartido, pero antes el mediocampista uruguayo tenía algo importante que decir.
“Anoche se suicidó otro futbolista en Uruguay. Un amigo con el que jugué en Boston River, Emiliano, un chico de 27 años. Este año ya son tres casos de futbolistas. Perdí al ‘Morro’ García, que era mi hermano, en enero, después, la semana pasada le pasó a Williams Martínez, que era un futbolista muy querido por todos sus compañeros, y anoche le tocó a Emiliano”, dijo.
El uruguayo Santiago 'Morro' García se suicidó en febrero de este año
“Tenemos que hablar”, continuó, “vivimos en una sociedad machista y al hombre le da vergüenza o miedo decir lo que le pasa. Yo sufrí de depresión cuando estuve en México, me dio mucha vergüenza y mucho miedo, pero pedí ayuda y pude salir adelante”.
El “Emiliano” al que se refirió Rodríguez era Emiliano Cabrera, un joven lateral izquierdo que militaba en las ligas del interior y que el pasado viernes 23 decidió quitarse la vida.
Su muerte conmocionó a la sociedad uruguaya y a la comunidad latinoamericana del fútbol porque solo seis días antes había hecho lo mismo el zaguero Williams Martínez, de 39 años. Y seis meses antes, en enero, se había matado de un disparo Santiago ‘Morro’ García, un delantero de 30 años que fue figura en el Nacional.
Martínez y García sufrían de depresión, el mismo trastorno que padeció ‘Felucho’ en 2016, cuando jugaba en el Chiapas de México y que lo llevó, según él, a caer en un “pozo” y a no querer salir de su cama. Gracias a la ayuda de los amigos y a tratamiento psicológico y psiquiátrico que siguió, pudo salir de allí.
Pero todavía tiene miedo.
Roberto Ovelar vivió períodos de angustia durante su carrera.
LA ANSIEDAD DE SIEMPRE
Un estudio del año 2015 hecho por el sindicato internacional de futbolistas (FIPFPro) reveló que el 38% de los jugadores que estaban en actividad ese año habían dado señales de algún tipo de trastorno mental: estrés, ansiedad o depresión.
Históricamente, la salud mental de los futbolistas nunca fue un tema importante en el mundo del deporte, pero eso empezó a cambiar, al menos en Europa, en el año 2009, cuando el exportero de la selección alemana Robert Enke se arrojó a las vías de un tren en Hanóver. Enke sufría de depresiones por el temor al fracaso que vivió cuando jugaba en Barcelona y Fenerbahçe, las que se agudizaron tras la muerte de su hijo.
Otras estrellas han pasado por lo mismo. Hace unos años André Iniesta reveló que, en 2009, en el mejor momento de su carrera, justo después de haber ganado su segunda Champions con el Barcelona, se sumió en una profunda depresión a raíz de la muerte de su amigo Dani Jarque y las lesiones que lo aquejaban. Pudo superarla gracias a la ayuda de un profesional, su equipo y su familia.
–Ansiedad siempre tenemos– dice el delantero paraguayo Roberto Ovelar, que hoy defiende la camiseta del Deportivo Municipal. –Cuando estaba en [Olimpia de] Paraguay llegué al punto de no querer ir a entrenar porque era un club grande y la gente te gritaba de todo y al día siguiente era lo mismo y eso te quita esa felicidad, esa tranquilidad, te incomoda bastante.
Siendo un gran jugador, le volvió a ocurrir en Colombia, en una mala temporada: llegó al punto de no querer salir de casa por temor a encontrarse con hinchas que le gritaban cosas terribles, una situación que le producía una gran angustia.
–Yo me equivocaba porque hay que salir a afrontar la situación, te puedes acostumbrar a huir de las cosas. Pero, obviamente, hay que hacerlo con ayuda profesional– dice.
La presión de los hinchas y el miedo a fracasar son solo algunas de las situaciones estresantes que los futbolistas tienen que enfrentar en su vida diaria. Ovelar menciona, también, las lesiones, que te pueden hacer sentir solo, inservible, desplazado por el resto del grupo.
Roberto Silva, exfutbolista y presidente de la Agremiación de Futbolistas del Perú, dice que no recuerda haber visto en su carrera de quince años a colegas en estado depresivo o ansioso, lo que no significa que no los haya habido. Primero, dice, porque estas cosas no se cuentan. Y, segundo, porque, como señalan todos los especialistas, la práctica deportiva ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.
–Cuando me retiré del fútbol me puse mal, viví un luto de un año, y un psicólogo me ayudó. Él me dijo que yo tenía tendencias depresivas. Yo dije “¿yo?, si yo soy una persona alegre”, pero con el tiempo entendí lo que me quiso decir. Yo hacía deporte y el deporte te ayuda a controlar la depresión. Y durante la pandemia, no podía hacer deporte y no era el mismo, estaba más callado, más apagado.
El retiro es otra de esas situaciones que pueden afectar la mente del jugador de fútbol. Porque te cambia la vida de un día para otro. Algunos no saben qué hacer con su vida. A Silva, que contaba con respaldo económico y había estudiado una carrera, le costó años encontrar su rumbo. Otros se pasan el resto de la vida añorando los días en que eran realmente felices.
PROHIBIDO LLORAR
¿Por qué, como dice Felipe Rodríguez, no se habla más de estos temas en el fútbol?
Roberto Silva dice que se trata de un mundo de bromas y burlas y que por eso los jugadores prefieren guardarse lo que sienten. Roberto Ovelar cree que es el machismo.
Simone Biles abandonó los Juegos Olímpicos para cuidar su salud mental.
–Nos han enseñado desde pequeños que al hombre no le puede doler nada, que no debe llorar, entonces reprimimos las emociones. No es fácil, por eso necesitamos un profesional al lado que nos ayude, porque solos no vamos a poder– dice.
El psicólogo deportivo Juan Carlos Peche, quien trabajó en Alianza Lima y Sporting Cristal, dice que muchos futbolistas tratan de manejar su depresión o ansiedad abusando del alcohol o llevando una vida promiscua.
–Cada vez hay más tecnologías para saber cuánto corres en un partido, pero no existe ningún aparato que pueda entrar a la mente de un jugador para saber qué está ocurriendo. Por eso se necesita siempre un experto en salud mental– dice.
–La mayoría de deportistas tienen cierto temor o rechazo a reconocer que les está sucediendo algo– dice, por su parte, el también psicólogo deportivo Luis Gómez Correa. –Si les dicen “habla con el psicólogo” responden “no, ¿para qué? si estoy bien, no me pasa nada, no estoy loco”. Los psicólogos deportivos tenemos que hacerles entender que estamos para ayudarlos a superar esos problemas.
Esa desconfianza a hablar de los trastornos de la mente está cediendo a pocos. Gracias a gestos como el de Simone Biles, la estrella de la gimnasia mundial, quien, esta semana, sobrepasada por la presión, decidió retirarse de los Juegos Olímpicos de Tokio para cuidar su salud mental. Y a declaraciones como la de Felipe Rodríguez, cuyo llamado a hablar más sobre el tema se difundió en varios países del continente. “Es momento de bajar la pelota al piso”, dijo, “y pedir ayuda”.