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Toallas para todas

Escocia es el primer país del mundo que dará a las mujeres productos de higiene menstrual gratis. Otras naciones también plantean estrategias para hacerlos más accesibles. Muchas niñas faltan a la escuela en sus días del periodo porque no tienen una compresa a la mano.

La menstruación sigue siendo un tabú, un “tema de mujeres” que no se discute abiertamente, que no está muy presente en la agenda de los políticos, aunque debería, porque en pleno siglo XXI, según UNICEF, aún hay 500 millones de mujeres y adolescentes en el mundo que carecen de los elementos para gestionar su ciclo ciclo menstrual de forma digna y saludable. Muchas, como mostró el documental ganador de un Oscar, Period. End of Sentence (2018), usan aún pedazos de tela de algodón para cubrirse. Esta práctica podría ponerlas en riesgo de sufrir infecciones al cuello uterino u ocasionarles, a la larga, infertilidad.

La falta de acceso se agravó durante la crisis sanitaria por el coronavirus. Una encuesta que hizo la oenegé Plan Internacional UK -que da soporte a niños y niñas en condición de pobreza- arrojó que casi un tercio de las menores de 14 a 21 años tuvieron problemas para pagar o acceder a productos sanitarios durante el encierro. Por otro lado, muchas mujeres perdieron sus trabajos y se les hizo más difícil comprar productos de higiene íntima. Dana Marlowe, fundadora de la oenegé I Support Girls, le contó al The New York Times, que recibió innumerables correos de mujeres pidiéndole donaciones. A ella llegó el caso de unas estudiantes extranjeras de la Universidad George Mason, en Virginia, a las que les envió cajas de compresas porque estaban atrapadas por el encierro.

En medio de este contexto de carencias, la buena noticia es que Escocia se ha convertido en el primer país del mundo en aprobar una ley que otorga el acceso universal a productos de higiene menstrual. Esta semana, su parlamento aprobó por voto unánime la medida que fue impulsada por la portavoz de salud del Partido Laboralista, Monica Lennon, a quien la prensa ha bautizado como la “mujer del tampón”. En ese país se garantizará el suministro de compresas, tampones y otros productos de higiene en escuelas, universidades y edificios de concurrencia pública a quien lo necesite. Nicola Sturgeon, la primera ministra de Escocia, publicó en Twitter que estaba “orgullosa de votar a favor de esta innovadora legislación”, que calificó de “política importante para las mujeres y las niñas”.

Basta de impuestos

En otros países también se discute cómo hacer más accesible a las niñas y mujeres los productos de higiene menstrual. Una forma es aboliendo los impuestos que se pagan por ellos. Canadá fue el primer país que lo logró en 2015. En Estados Unidos, algunos estados como New York, Illinois, Florida y Connecticut fueron por la misma línea. Las políticas que empujaron las reformas argumentaron que los tampones y toallas sanitarias deben estar exentos de impuestos por tratarse de artículos de primera necesidad. En Argentina, el municipio de Morón aprobó este año la primera ordenanza que asegura la provisión gratuita de productos del periodo.En el Perú, la congresista

Arlette Contreras presentó el proyecto de ley No 5797 que pretende lo mismo que se ha logrado en Escocia, el acceso universal. Se cita en la propuesta un estudio de UNICEF y del Instituto de Estudios Peruanos, que señaló que un 35.6% de niñas y adolescentes peruanas faltaba a clases a causa del periodo porque sentían vergüenza, porque su colegio no tenía baños en óptimas condiciones, o porque no tenían acceso a toallas higiénicas, papel higiénico, jabón o pastillas para cólicos menstruales.

Se calcula que una mujer promedio tiene su periodo durante 2,400 días de su vida, alrededor de siete años. En ese sentido, una peruana gastará un total de 63 soles anuales en productos de higiene menstrual, un total de 2.091 soles a lo largo de 33 años de su vida fértil, un monto que para una familia de pocos recursos, compuesta por niñas y adolescentes, podría ser difícil de costear.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.