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Domingo

Crisis de pareja: daño colateral de la cuarentena

El confinamiento ha sido una olla a presión para muchas parejas. Psicólogos reportan un incremento inusitado de terapias online conciliadoras. El trabajo doméstico ha recaído sobre todo en las mujeres, provocándoles severos cuadros de estrés. ¿Tendremos más divorcios al terminar el confinamiento?

Nunca el 24/7 se vivió de forma tan literal como ahora. Nunca tuvimos que pasar todas las horas del día con nuestras parejas como en esta crisis sanitaria. A estas alturas -cerca de cien días encerrados- las primeras batallas de ‘quién lava los platos’ o ‘por qué tienes la foto de esa mujer en tu celular’ han dado lugar a problemas más serios: rutinas de teletrabajo esclavizantes, año escolar de los hijos perdido, desempleo, falta de dinero, muerte de algún familiar.

El estrés, la angustia, el aburrimiento, la depresión agotan la mente y el cuerpo de las parejas. La casa se vuelve un campo minado. Cualquier mal paso del otro puede desatar una hecatombe. Nunca a tantas parejas se les ha cruzado por la cabeza la idea de terminar la relación tantas veces como ahora.

El Instituto Guestalt de Lima (IGL) avala este diagnóstico con estadística: “Aumentan en un 40% las crisis de pareja debido al encierro por el Covid-19. Hay un alto riesgo de separaciones y divorcios”. Su director, el psicoterapeuta Manuel Saravia, indica que esa cifra responde al incremento del número de pa- rejas desesperadas que solicita- ron terapia online en el último mes. Mayo fue una verdadera olla a presión.

Esposas hartas de hacer- se cargo solas de las labores domésticas han soltado en la primera sesión que quieren el divorcio; parejas que conviven por primera vez han confesado que ya no se soportan; convivientes que estaban a punto de terminar fueron sorprendidos por el estado de emergencia y obligados a seguir juntos.

Alessandra Balducci, psicóloga del Centro Especializado en Terapias de Pareja con Enfoque Sistémico Plan B, confirma que su carga laboral ha aumentado. Cada psicólogo -de los doce que son- tiene a su cargo diez parejas que, de acuerdo con sus necesidades, tienen tres sesiones online semanales.

Lo mismo ha pasado con Libera.pe, cuya demanda por atención psicológica virtual subió especialmente en junio. “A las parejas hay que hacerles entender que la convivencia en estas condiciones acarrea mucho estrés, nuestro organismo está recibiendo más demandas de lo normal y nos volvemos in- tolerantes a las discrepancias. Si antes de la pandemia cargábamos una mochila simbólica de 20 kilos y estábamos cansados, ahora con un kilo de más encima, explotamos”, explica la psicóloga Verónica Cagigao.

Si nos fijamos en otros países que ya terminaron la cuarentena, confirmaremos la advertencia de Saravia: en varios hubo un alza de las rupturas maritales. El boom de los coronababys que predijeron los más entusiastas no era del todo realista. En ciudades chinas, decenas de matrimonios se separaron ni bien emergieron del encierro. En Sichuan se registró la cifra récord de 300 solicitudes de divorcio las primeras tres semanas de marzo según el Daily Mail. En Xi’an, esposos y esposas hicieron largas colas en las oficinas gubernamentales para terminar ante la ley. En Estados Unidos, Argentina y España la encerrona forzada también ha carcomido el amor.

Al borde

El desaparecido sexólogo Marco Aurelio Denegri solía decir que uno puede soportar a otro ser humano dos o tres horas seguidas como máximo. Luego la relación decae en un tedio que la hace insoportable.

Alessandra Balducci confiesa que el trasfondo de las peleas de la mayoría de las parejas que se comunican con ella a través de la pantalla es el aburrimiento: “Algunos desatan el conflicto por cosas pequeñas y buscan la reconciliación para darle un poco de emoción a sus días planos”, dice, señalando una situación propia de una relación tóxica.

La psicóloga también afirma que la infidelidad es otro detonante para partir parejas sólidas: “Tengo el caso de una mujer que fue descubierta por el marido al empezar la cuarentena. Afortunadamente, tienen permiso para trabajar fuera de casa y no se ven, pero cuando lo hacen discuten frente a su hijo y eso le origina una carga al menor”.

La búsqueda de terapias de pareja virtual no es exclusiva de las clases medias que tienen más ingresos para pagarlas. La crisis sanitaria ha desencadenado una demanda de atención en salud mental en todos los niveles sociales. “Siete de cada diez peruanos han experimentado ansiedad y estrés en la cuarentena”, cita Manuel Saravia a una encuesta realizada por el Instituto de Estudios Peruanos.

El psicoterapeuta tiene seis sesiones diarias con parejas de todos los distritos de Lima y del interior del país. La urgencia por encontrar un bálsamo para sus conflictos llevó a un matrimonio de San Juan de Lurigancho a seguir la terapia virtual desde una azotea debido a la mala señal de internet que tenían en su pequeño departamento. “Ella empezó a tener ataques de pánico al inicio de la pandemia y tuvo que mudarse a la casa de su hermana para sobrellevar la situación, él se tuvo que hacer cargo de sus dos hijas y comenzó a sentirse muy enojado. Hemos empezado un tratamiento en base a técnicas de relajación que están llevando muy bien”, cuenta el especialista.

Los psicólogos concuerdan en que la salud mental de las mujeres ha sido la más dañada por el confinamiento ya que han llevado la mayor carga del trabajo doméstico: “En las parejas heterosexuales el machismo se acentúa más, ya que la mujer está en casa más tiempo, la actitud del hombre es ‘si estás aquí, me atiendes’, mientras él se sumerge en horarios maratónicos de teletrabajo”, dice Balducci.

Muchas madres de familia tienen el ‘síndrome de la mujer abrumada’ porque están en modo multitarea: acompaña a los hijos en las clases virtuales, cumple con el teletrabajo y tiene que pensar qué cocinará ese día”, agrega Saravia. La violencia machista tampoco ha dado tregua a las mujeres en la cuarentena. El programa Aurora del Ministerio de la Mujer atendió de forma virtual y presencial más de 2,600 casos de maltrato físico y psicológico. Otro causante de peso para terminar una relación.

Los especialistas, por otro lado, aconsejan a las parejas abstenerse de tomar decisiones definitivas salvo que sean víctimas de episodios de violencia. La comunicación es el salvavidas del que nos podemos aferrar para no ahogarnos en un océano de reclamos y resentimientos. “Hablemos. Evitemos acumular pequeñas rencillas del día a día, porque si nos cargamos vamos a explotar en cualquier momento”, dice Balducci.

“Tenemos que ser conscientes de que si estamos mal no es porque seamos débiles, es por- que estamos viviendo una situación lo suficientemente compleja como para llevarnos a pensar que no hay salida. Las parejas deberían considerar el divorcio cuando estén más calmadas y todo esto haya pasado”, agrega Cagigao, que les pone paños fríos a quienes siguen queriendo a sus parejas, pero están a punto de tirarse por la ventana porque ya no los aguantan más.

Todo indica que en diez días acaba, oficialmente, el confinamiento obligatorio. Quien sabe si allá afuera hay abogados al teléfono recibiendo un inusitado número de solicitudes de divorcio, o agencias de mudanza listas para desarmar hogares a pedido de sus integrantes.

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