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Cultural

Propuestas: Alternativas viables para el sector cultural en tiempos del Covid 19

¿Qué le toca hacer al Ministerio de Cultura? Primero, no tratar de solucionar todo de golpe y plantearse objetivos reales a corto, mediano y largo plazo.

El Ministerio de Cultura debe asumir retos para proteger a creadores de cultura.
El Ministerio de Cultura debe asumir retos para proteger a creadores de cultura.

Viana Rodríguez (*)

El pasado domingo 12 de abril, el Presidente del Consejo de Ministros anunció la prohibición de los espectáculos públicos por todo el 2020, con lo que quedaban fuera de juego los teatros, los cines, los conciertos y hasta las ferias del libro, y se asestaba un golpe durísimo al sector cultura.

Desde ese momento, aun cuando consideramos que dicha prohibición es lo correcto y sensato, nuestro sector espera un pronunciamiento claro del Ministerio de Cultura, donde no solo nos digan qué piensan implementar para aliviar esta situación, sino también para decirnos qué esperan de nosotros.

Además, esta situación no ha hecho más que evidenciar una realidad que era bien conocida por todos: la inexistencia de políticas culturales, que son muy difíciles de construir cuando no tienes mapeado a tu sector.

¿Sabemos cuántos empleos genera el sector cultura? ¿Cuánto contribuye a la economía nacional? ¿Cuántos prestadores de bienes y servicios complementarios (proveedores de sonido e imagen, tiendas de instrumentos, productores de eventos y un largo etcétera) existen? La respuesta es siempre no, a pesar de que existen mediciones de hace más de diez años, que son claramente superficiales.

Entonces, ¿cómo es que el Ministerio de Cultura puede sustentar frente al Ministerio de Economía a quiénes afecta la prohibición de espectáculos públicos, cuánto dinero dejará de moverse, cuántos empleos se perderán? Porque es diferente decir “se afecta al sector cultura” a decir “se afecta medio millón de familias”.

¿Qué le toca hacer al Ministerio de Cultura? Primero, no tratar de solucionar todo de golpe y plantearse objetivos reales a corto, mediano y largo plazo.

¿Corresponde, por ejemplo, reformular los objetivos de los actuales fondos de estímulos a la cultura, como propuso Santiago Alfaro recientemente? Sí, pero más que modificar los actuales (que ya han probado ser una excelente iniciativa, pero aún insuficiente), corresponde al Ministerio aumentar significativamente dichos fondos y crear nuevos concursos con miras a reflotar el sector, alcanzando, como dijo Alfaro, a museos y patrimonio cultural inmaterial.

Además, el Ministerio debe gestionar, de ser posible, una exoneración de impuestos para el sector por este año e, inclusive, el siguiente; y, solicitar que se brinden beneficios tributarios atractivos para todos aquellos privados que deseen invertir en proyectos culturales.

En paralelo, el Ministerio debe tomarse en serio la capacitación de los agentes del sector para que aprendan a diversificar sus ingresos. Por ejemplo, cuando llega un cliente músico a nuestra consultora, partimos de esa premisa: aprender a diversificar. Si la mayoría de sus ingresos vienen de las presentaciones en vivo, debe además generar oportunidades de sincronización de sus obras musicales (en películas, videojuegos, comerciales), abrir la puerta a la creación de obras por encargo y explotar su imagen a través de, por ejemplo, merch, y así obtener beneficios a cambio de ello.

Y la generación de estos ingresos se logra a través de la explotación de sus derechos de autor y derechos conexos, lo cual es una ventaja significativa frente a propietarios de bienes materiales. Mientras que el dueño de una casa puede alquilarla solo una vez en el mismo lapso de tiempo, el titular de una canción puede licenciarla para sacar copias en vinilos de colección (derecho de reproducción), vender CDs en discotiendas o en una promoción junto con un diario (derecho de distribución), autorizar una adaptación de su obra a otro género musical (derecho de transformación) y colocarla en Spotify o dar un concierto a través de Instagram Live (derecho de comunicación pública). Todo al mismo tiempo.

En este punto, le corresponde al Ministerio de Cultura ser el abanderado del respeto al trabajo remunerado de artistas, autores, productores, etc; y plantarle cara a aquellos (incluido un Ministerio que desea armar su programación audiovisual) que exigen que los contenidos culturales sean gratuitos.

Finalmente, pero no menos importante, está el tema de la formalización. La mayoría de medidas implementadas por el Estado han beneficiado a los formales que son fácilmente identificables (disposición de CTS, retiro parcial de AFP, subvención parcial de planillas, etc.). Pero, el sector cultura está constituido por un gran porcentaje de informales, por lo que les está siendo difícil identificarlos, incluso hasta a aquellos que se encuentren en situación de vulnerabilidad. Aquí, el Ministerio de Cultura tiene a su cargo gestionar políticas a nivel multisectorial (que incluyan al MEF y a Produce) para que formalizarse sea fácil (yo diría hasta gratis), para que constituirse como persona jurídica sea rápido y para que los agentes del sector vean los beneficios de la formalización: poder deducir gastos, no tener que responder con el patrimonio personal por las deudas de la empresa y ser beneficiados con diversos medidas del Estado (pienso, por ejemplo en el Fondo Crecer). La formalización puede funcionar para el sector cultura mejor incluso que las bases de datos que actualmente luchan por armar.

Sabemos que hay trabajo por hacer, pero el apoyo al sector no solo pasa por encontrar las soluciones, sino también por comunicar los avances y establecer un diálogo. Pongamos la primera piedra para ese diálogo.

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(*) Abogada Especialista en Industrias Creativas de Cultura 360°

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