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Ciencia

Aislamiento por COVID-19 impidió el brote de un mal paralizante, sostiene estudio

Investigadores internacionales habían calculado la proliferación de una misteriosa enfermedad neurológica para el año 2020, pero las restricciones sanitarias ayudaron.

Los cuidados globales por la pandemia viral redujeron, indirectamente, las probabilidades de que una enfermedad similar a la poliomielitis vuelva a expandirse. Foto: Cavallini James / BSIP / Universal Images Group
Los cuidados globales por la pandemia viral redujeron, indirectamente, las probabilidades de que una enfermedad similar a la poliomielitis vuelva a expandirse. Foto: Cavallini James / BSIP / Universal Images Group

La llamada nueva normalidad, producto de las medidas de bioseguridad a causa del coronavirus, forzó al ser humano a preocuparse más por su higiene y considerar el bienestar de los demás. Pese a que el año 2020 será recordado como una etapa lúgubre, las consecuencias de no acatar las reglas para salvaguardar la salud pudieron ser peores.

Un equipo internacional de investigadores provenientes de la Universidad de Princeton, el Imperial College London, la Universidad de Colorado y otras instituciones determinaron que la mielitis flácida aguda (AFM), de síntomas parecidos a la poliomielitis, no se expandió como se había calculado en 2020 debido al aislamiento social y a las nuevas políticas contra la COVID-19.

Este reciente estudio fue subido a Science Tradicional Medicine, revista interdisciplinaria de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.

La AFM, según los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC), es una afección “poco frecuente, pero grave” que ataca al sistema nervioso, en específico al área de la médula espinal conocida como la materia gris. De esa forma, los músculos y el reflejo del cuerpo se debilitan.

Se identifica también porque el paciente (el 90% de los casos es un niño) siente dificultad para mover los ojos, flacidez en el rostro, problemas para pasar los alimentos y dolores en el cuello o la espalda, de acuerdo con la citada agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.

Los brotes de mielitis flácida aguda se han dado cada dos años y se han relacionado a la presencia del enterovirus D68 (EV-D68), que desencadena males respiratorios.

Sang Woo Park, primer autor del estudio, examinó patrones específicos de casos EV-D68 entre los años 2014 y 2019. En 2014, 2016 y 2018, el virus logró resurgir, lo que conllevó a la sospecha de que en 2020 se produciría un brote conjunto con la AFM “en condiciones epidemiológicas normales”, declaró el líder de la investigación.

Probablemente se mantuvo bajo control por las prácticas actuales de distanciamiento social”, recalcaron los firmantes del documento científico.

Esta afirmación se destaca en la estadísticas: hay registros de 153 casos de AFM en 2016, 238 en 2018, y solo 31 casos el año pasado, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó la alerta global para combatir a la COVID-19.

“Sobre la base del bajo número de casos previstos de EV-D68 en 2019, esperaríamos que aumentara el número de individuos susceptibles, aumentando la probabilidad de que ocurra un gran brote”, subrayaron los investigadores internacionales.

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