Una lista de cinco afirmaciones titulada “Comunicado sobre la COVID-19″ se viralizó en Facebook durante los dos últimos meses. Un post del 1 de junio fue compartido más de 6.000 veces hasta este 29 de julio.
La publicación decía que (1) “el virus ataca los sistemas inmunológicos bajos con pH ácido”, (2) que debíamos “subir nuestro pH con alimentos alcalinos”, (3) que debíamos dejar de consumir carne, mariscos, frituras, embutidos, gaseosa, jugos envasados, chocolate y galletas, y que (4) “las emociones negativas disminuían nuestras defensas”.
En este artículo revisaremos las cuatro primeras afirmaciones debido a que la última es una declaración de fe, es decir, algo no verificable. Desmontaremos el bulo de que los alimentos alcalinos modifican el pH y explicaremos la relación entre las personas y su dieta.
Publicación repite el bulo de los alimentos alcalinos.
El pH es un indicador del porcentaje de hidrógeno que existe en una determinada sustancia. Este valor arrojará el grado de acidez o alcalinidad de la solución (sustancia disuelta), de acuerdo al Instituto Nacional del Cáncer (NHI, por sus siglas en inglés).
Nuestro organismo contiene bastantes fluidos cuyo valor de pH puede ser ácido (menor a 7), alcalino (de 7 a 14) o “neutro”. Así, según un artículo publicado en Journal of Environmental and Public Health (2012), el pH de la orina varía entre 4,6 y 8. El jugo gástrico es ácido (1,35 a 3,5), al igual que el fluido vaginal (menos de 4,7). El líquido pancréatico es ligeramente alcalino (8,8) y eso neutraliza el ácido del estómago durante el proceso de digestión.
El suero venoso (7,35) y el suero arterial (7,4) se miden para obtener el pH de la sangre, el cual está cuidadosamente regulado, según el estudio, y es considerado “neutro”, como afirmó el médico de familia Jhon Cruzado Núñez para una anterior verificación.
Según el Departamento de Agricultura de Carolina del Sur (NCAGR, por sus siglas en inglés), el pH del cuerpo humano se mide en la sangre.
“Algunos practicantes de medicina alternativa miden también la orina (...) ellos consideran que al medir el nivel de acidez de la orina se puede determinar si el organismo está eliminando o no la cantidad de ácidos que debería, recoge el NCAGR. Sin embargo, el pH de nuestra orina —cuyo rango varía entre 4,6 y 8— suele ser ligeramente ácido”, en palabras del médico Cruzado Núñez.
Es decir, en condiciones normales vamos a presentar un pH sanguíneo neutro y un pH urinario levemente ácido, por lo que no tendría sentido decir que la COVID-19 va a afectar a personas con un pH ácido.
El valor del pH sanguíneo, con el que se mide el del cuerpo, oscila entre 7,35 y 7,45 y no puede ser modificado por los alimentos, afirmó el representante del Colegio de Nutricionistas de Lima Edinson Sánchez para otra verificación.
Las frutas y las verduras tienen pH ácido y pH alcalino. Por otro lado, el efecto que cause en el cuerpo es independiente de su grado de pH. Por ejemplo, el jugo de limón tiene un pH ácido, ya que su valor oscila entre 2 y 3, pero tiene una función alcalinizante tras ser ingerido.
“La orina es el único fluido corporal que puede cambiar su acidez mediante alimentos o suplementos (...), pero eso es irrelevante, ya que la orina está contenida en la vejiga y no afecta el pH de ninguna otra parte del cuerpo”, explicó el Doctor en Medicina (MD) Gabe Mirkin, en su artículo publicado en Quackwatch.
La nutricionista Ideliza Navarro, del Hospital Cayetano Heredia, indicó a La República que un paciente de coronavirus podía seguir consumiendo carnes y mariscos, ya que necesitaba aporte de proteínas así como una adecuada hidratación.
Por otro lado, desaconsejó el consumo en exceso de alimentos grasosos porque estos afectan el hígado; así como la gaseosa y jugos por los azúcares que contienen. Recomendó un régimen de comidas blandas, “hipoalergénico y bajo en grasas”, para prevenir alergias.
La secretaria científica del Colegio de Nutricionistas del Perú (CNP), Isabel Acevedo, aseguró para una verificación anterior que no había “ninguna restricción” en la dieta, pero sí se tenían que evitar los azúcares. Entonces, no consumir gaseosa era correcto para un paciente de COVID-19, porque esta bebida contiene carbonos.
Antonio Castillo Carrera, decano nacional del Colegio de Nutricionistas del Perú, indicó a Andina que se debía elegir alimentos que incluyan “macronutrientes como proteínas, básicamente de origen animal: carne de res, pollo, pescado, huevo, lácteos, vísceras”. “Se deben incluir verduras y por lo menos dos raciones de frutas en el día, en el almuerzo y cena (para una alimentación saludable)”, comentó.
En declaraciones para este medio, el exdecano del Colegio de Psicólogos del Perú, Belisario Zanabria Moreno, señaló que nuestro cerebro se adaptaba a la contingencia. “La confianza y la tranquilidad van a influir en el sistema inmunológico”, afirmó. En ese sentido, comentó que pensamientos negativos podían influir en el organismo y la depresión podía llegar a debilitar la inmunidad del cuerpo.
Un artículo publicado en Journal of Psychiatry and Mental Health apuntó la presunta relación. “La interacción entre el sistema endocrinológico y el sistema nervioso autónomo explicaría en parte el impacto recíproco del sistema inmunitario en las funciones psicológicas y la conducta, así como del estrés psicológico en la respuesta inmunitaria”, concluye.
La primera y segunda afirmación sobre el pH del cuerpo y los alimentos alcalinos son falsas. La tercera es imprecisa y la cuarta puede ser considerada cierta, de acuerdo a las fuentes consultadas.