Mario Benedetti: “En Perú estuve confinado en casa”,Mario Benedetti: “En Perú estuve confinado en casa”,Poeta uruguayo recuerda su exilio en Perú. Rememora su infancia, a su esposa, habla de la izquierda, de Hugo Chávez y la globalización. Todos los poemas de amor que hemos leído de Mario Benedetti tenían dueño. Los escribió para Luz López Alegre, su compañera de toda la vida, quien falleció en abril pasado. • Poeta uruguayo recuerda su exilio en Perú • Rememora su infancia, a su esposa, habla de la izquierda, de Hugo Chávez y la globalización. "La poesía es el género que más me atrae, para él tengo más vocación y en el que he escrito más". Texto y fotos: Pedro Escribano. Desde Montevideo. Todos los poemas de amor que hemos leído de Mario Benedetti tenían dueño. Los escribió para Luz López Alegre, su compañera de toda la vida, quien falleció en abril pasado. A ella le escribió esos poemas y asegura que también serán de ella los poemas de amor que vendrán. Así nos lo dijo el escritor en nuestra visita en la ciudad de Montevideo. El poeta vive cerca de la plaza La Libertad, en un departamento de segundo piso. Nos recibe en su sala donde resalta, entre libros, una fotografía del recuerdo del poeta junto a su amada Luz. Por todos lados se respira la misma nobleza y humanidad que hallamos en su persona, en sus cuentos y poemas. Su presencia era austera, viste chaleco. Un montevideano. Benedetti desgrana sus recuerdos, su estancia en nuestro país, al que llegó exiliado y partió deportado. Explica sus personajes, su relación con ellos. A sus 86 años sigue creyendo en la revolución. No se equivoca. La libertad y el amor son la revolución que no cesa. –Pregunta de nostalgia: ¿qué marcó su vocación de poeta? Perfil MARIO BENEDETTI. Nació en Paso de los Toros, departamento de Tacuarembó, Uruguay, en 1920. Intelectual de izquierda, ha publicado más de 80 libros. Poesía como Poemas de otro , Poemas de la oficina , Solo mientras tanto , Inventario . Novelas: La tregua , Gracias por el fuego , La borra del café , Primavera con una esquina rota . –Yo empecé a escribir poemas de niño, incluso el primer poema que escribí lo hice en alemán. Yo fui a colegio alemán en toda la primaria. Una vez nos dieron un tema y yo escribí. Los profesores me decían que yo lo había copiado. Tuvo que ir mi padre a jurar que ese poema era mío. –La vida de su hogar fue difícil, había que buscársela. –Mi padre era químico farmacéutico y enólogo. Experto en vinos. Tuvo muchas dificultades con la gente que lo estafó. Y yo nací en Paso de los Toros, que es un pueblo de adentro. Cuando yo tenía cuatro años vinimos a Montevideo, entonces soy prácticamente un montevideano. –¿Con esas dificultades apostó a ser poeta? –Bueno, antes de ganarme la vida como poeta yo tuve muchos otros oficios. Fui taquígrafo. Hubo una época en que ser taquígrafo era un oficio bien remunerado. Ahora prácticamente no existen. Vendí libros, fui empleado contable, jefe y después gerente de contaduría. Trabajé quince años. Me he ganado la vida con esos oficios. –¿Le va mejor con la poesía? –Es el género que más me atrae, para él tengo más vocación y en el que he escrito más libros. –Usted decanta el amor. ¿Fue muy enamorador de joven? –Fui un enamorado, pero de mi mujer. Estuve 60 años casado con mi mujer que murió el 13 de abril y fue un matrimonio muy bien avenido, nos llevamos muy bien. Fue un duro golpe la muerte de ella. Casi todos mis poemas, los poemas de amor, son dedicados a ella. Incluso después que murió, han sido y serán dedicados a ella. Nos conocimos de niños. Sus poemas por un lado cantan a la revolución, y por otro, al amor. –¿En su pueblo? –No, en Montevideo. Estudiamos juntos. Fue una relación muy vieja que empezó desde hace mucho tiempo y nos casamos. –Sus cuentos recrean a ciudadanos de a pie. –Yo pertenecí, pertenezco a la clase media montevideana, no tuve mucho contacto con la gente de arriba. Y tampoco tuve mucho contacto con los de más abajo. Yo los aprendí a conocer después con los dirigentes políticos, y anduve bastante por los barrios muy pobres y para mí fue una revelación saber cómo vivía esa gente, con tan pocos recursos. Yo me considero un hombre de clase media y es la clase que realmente conocí. –¿Le interesó la política? –Sí, me interesó la política, claro. Fui incluso dirigente político. Yo siempre fui un hombre de izquierda. Cuando se creó el Frente Amplio yo estuve en el Frente Amplio, y sigo ahí. No soy dirigente porque ya estoy muy viejo para ser dirigente, pero sigo siendo un hombre progresista que defiende los postulados de izquierda. –¿Fue activista partidario? –Sí, fui dirigente político, di discursos en las calles como dirigente político. Para mí era una sorpresa y también un gran riesgo cuando veía que corría un gran riesgo enfrentándome a una multitud, a miles de uruguayos que me escuchaban. Para mí fue muy difícil ser dirigente político. Tuve que irme del país por razones políticas. Cuando volví quisieron que fuera otra vez dirigente y no quise. En foto de archivo. El poeta luce joven entre montevideanos. –¿Qué recuerda de su exilio en el Perú? –Fue una epoca difícil para mí. Me fui a Perú porque me habían amenazado de muerte en Argentina. En Lima trabajé en un diario de un periodista que se accidentó y quedó manco... –Paco Moncloa. –Paco Moncloa. Él fue un amigo mio. Y me consiguió trabajó en un diario. Con la condición de que no escriba sobre Perú. Así que escribía sobre temas literarios, pero igual, me expulsaron a Argentina. –¿Estuvo preso en Perú? –No estuve preso realmente, pero vinieron a buscarme para deportarme. Estuve preso en mi casa. Vino un tipo que se me instaló y se durmió. Yo aproveché para sacar todos los papeles comprometidos que yo tenía y tirarlos. En Perú había departamentos que tienen como un tubo por donde tiran la basura y tiré por allí todos los papeles comprometidos. Después de romper todo, lo desperté: “Usted me viene a vigilar y se me duerme”, le dije. Me acompañó hasta mi cuarto, me pidió perdón por lo que me hacían, y me deportaron a Buenos Aires. –¿El exilio lo tatuó de rencores y cicatrices? ¿Le ayudó a escribir? –Las cicatrices y los rencores no se produjeron en el exilio, sino bajo la dictadura. Escribir es un oficio que ejerzo desde mi infancia, y hacer literatura en el exilio me ayudó a sobrellevarlo. –¿En tiempos de la globalización, cómo ve la situación, sigue siendo optimista? –Yo creo que está más difícil para el mundo en general. Una vez que queda EEUU solo como capo de la globalización, yo creo que es mucho peor para el mundo. La única esperanza que tengo de que esta situación mejore es que los norteamericanos la emprendan contra los EEUU. Hay sectores críticos a Bush. Y van aumentando, esa es la única esperanza que tengo, creo que no hay otra forma de acabar con la globalización. Aunque, claro, hay una actitud crítica de los gobiernos de los países del sur. LA SOBREVIVENCIA –¿La globalización acaso se ha engullido a la izquierda? –Es uno de los objetivos de la implacable globalización. Pero en América Latina la izquierda está tratando de defenderse y sobrevivir. –¿Cree en Hugo Chávez? ¿Por qué? –Cada país latinoamericano busca su camino por distintas sendas; cada uno tiene su historia, sus antecedentes y también su integración social. En el caso de Hugo Chávez hay que tener en cuenta la historia y los antecedentes de Venezuela. Lo más importante me parece que con su estilo propio Chávez quiere beneficiar a su pueblo y enfrentar el influjo negativo del imperialismo norteamericano. –Para terminar, ¿usted tendrá un error del cual tiene una autocrítica? –Cantidades. Quién no comete errores en 86 años. –¿Qué es lo más grato que le ha ocurrido? –Haberme enamorado de mi mujer.