Ayacucho: San José de Bellavista goza de agua potable gracias a proyecto social

Yaqua y la empresa ISA-REP trabajaron en conjunto con los vecinos de la comunidad para creación de un reservorio e instalación de tuberías que transporten agua potable., Desde los primeros días de febrero, los habitantes del alejado pueblo San José de Bellavista, en Ayacucho, gozan por primera vez de agua potable. Tras cuatro meses de intenso trabajo en conjunto, los vecinos de la mencionada comunidad lograron la instalación de un reservorio abastecido por cuatro manantiales naturales gracias al apoyo de dos empresas. Puedes ver: Temperatura llegará hasta -18 grados centígrados en zonas altas de la sierra sur Yaqua -la organización peruana de agua mineral- y el consorcio Transmantaro, mediante ISA-REP, unieron fuerzas para hacer de este sueño una realidad. El proyecto nació en julio del año pasado y, ya para diciembre del 2016, las 56 conexiones de cañerías instalados funcionaban con total normalidad beneficiando a las 245 personas que diariamente trabajan en la comunidad. La idea, sin embargo, nació mucho antes. “Nosotros el año pasado nos dimos cuenta que para escalar un emprendimiento social necesitamos alianzas. Buscamos empresas que trabajen de manera cercana con la comunidad y entonces salió la oportunidad de trabajar con ISA-REP, del consorcio Transmantaro”, cuenta Fernando Tamayo, Gerente General de Yaqua. Esa conexión fue la que los llevó a elegir un proyecto social para llevarlo a cabo. Se hicieron estudios de evaluación de tierras y clima para por fin decidir por San José de Bellavista, ubicado a solo dos horas de la capital ayacuchana. Trabajo en conjunto Pese a que en ciertas comunidades existe un miedo -muchas veces justificado- hacia las empresas, la clave en esta ocasión ha sido el diálogo. Carlos Mario Caro, Gerente de ISA-REP, resaltó la importancia de conversar claramente con la comunidad sobre los beneficios que traería el proyecto. “El diálogo es importante. Mientras haya transparencia y sepan las ventajas y desventajas del proyecto es más fácil trabajar. Ellos lo vieron como un cambio de vida”, aseguró a La República. Por ese lado, se apostó a que el proyecto sea trabajado también por parte de la misma comunidad. Los vecinos de San José participaron en la creación e instalación de redes de tuberías y, del mismo modo, serán ellos mismos quienes dirijan el mantenimiento de la reserva de agua. La razón es sencilla: son ellos quienes se beneficiarán. “En la medida que ellos estén involucrados en el proyecto lo van a querer y mantener. Ahí radica la importancia: en la creación del valor compartido”, continuó Carlos Mario. Cambio de vida El agua trae desarrollo. Durante muchos años, el pueblo San José de Bellavista tuvo un sistema dañado que les condujo a enfermedades y poco crecimiento. Cuentan los lugareños que por esos días, caminaban más de 20 minutos para recoger agua de los ríos, lagunas o manantiales. El problema se acrecienta cuando esta labor genera desigualdad. “La falta de agua genera desigualdad de género. Hay muchas comunidades en las cuales las niñas no van al colegio porque son las que ayudan a la mamá”, comentaba Fernando Tamayo. Este era el caso. Las mujeres se encargaban de recoger agua para dedicarse a las labores domésticas mientras que los hombres a estudiar y trabajar el campo. La conexión de agua potable ha permitido que este trabajo se diluya. Las mujeres del pueblo de San José de Bellavista tienen ahora otras tareas y objetivos: estudiar, leer y aprender. “Hay aún está mala costumbre latina en la que los hombres son los que deben trabajar. Con el agua potable, las niñas ya no irán a recoger agua y tendrán más tiempo para estudiar y las mujeres adultas para trabajar”, complementó Carlos Mario. Este era el caso. Las mujeres se encargaban de recoger agua para dedicarse a las labores domésticas mientras que los hombres a estudiar y trabajar el campo. La conexión de agua potable ha permitido que este trabajo se diluya. Las mujeres del pueblo de San José de Bellavista tienen ahora otras tareas y objetivos: estudiar, leer y aprender. Hoy, San José de Bellavista luce otra cara, una expresión de alegría que con trabajo y mucho cuidado se puede mantener durante mucho más tiempo.